El medio ambiente, ambiente, o preferiblemente medioambiente, como lo orienta la RAE a autoridad lingüística del idioma español, es el conjunto de factores físicos, químicos y biológicos que rodean a los seres vivos (y del cual forman parte), y el conjunto de interacciones que se dan entre dichos factores. Algunos autores diferencian el medioambiente (o entorno) natural del artificial, siendo el primero el que se mantiene en condiciones relativamente prístinas, sin alteraciones producidas por el hombre, y el segundo, el que ha sido sustancialmente modificado por la actividad humana.
El concepto de medioambiente ha evolucionado en los últimos años de una perspectiva antropocéntrica, donde el hombre se considera a sí mismo como superior al ambiente, y excluido del mismo, a una óptica más biocéntrica o ecocéntrica, donde se reconoce que el hombre es parte integral del ambiente y que lo que afecte al ambiente, también lo afecta a él directamente.
De esta manera, un concepto más actualizado de medioambiente, incluye no solo los factores físicos, químicos y biológicos, sino también los económicos, sociales y culturales, y reconoce que las interacciones de estos factores entre sí y con los organismos (incluido el hombre), condicionan no solo la forma, carácter y el comportamiento de este, sino la supervivencia de ambos (organismo o individuo y ambiente).
Componentes
Físicos: Los componentes físicos del medioambiente conforman lo que en las ciencias de la tierra son denominados como la litósfera, es decir, la capa rocosa superior, o corteza de la tierra y parte del manto; la hidrósfera, es decir, las masas de agua que se encuentra tanto en la superficie como en el interior de la tierra; y la atmósfera, o capa gaseosa que envuelve al plantea. También está incluida la energía radiante proveniente del sol.
Químicos: La composición química de los suelos, del agua, o del aíre va a ser un condicionante importante de las interacciones que se pueden dar entre los componentes del medio biológico y los medios físicos y químicos.
Biológicos: Se refiere a los seres vivos que pueblan el planeta (biosfera), y que tanto individual como colectivamente cumplen múltiples roles, todos fundamentales en el funcionamiento del medioambiente, ya sea como productores, consumidores, descomponedores, parásitos, depredadores, presas, dispersores, reproductores, bioconstructores, entre otros.
Antrópicos: El ser humano, tal como lo consideraban los habitantes originarios de Norteamérica, son parte integral de la naturaleza y no se puede considerar a sí mismo como un ente aislado del medioambiente, más aun considerando que él es el principal agente modificador o perturbador de este.
De esta manera, cualquier actividad o manifestación humana, sea de naturaleza social, cultural, económica, legal o de cualquier otra naturaleza, forma parte del medioambiente. Esta óptica es cada vez más aceptada por los estudiosos del ambiente desde finales del siglo XX, quienes sugieren que los mayores esfuerzos por conservar o preservar el ambiente a nivel global, emprendidos en las últimas décadas del siglo pasado, han fracasado, por no considerar adecuadamente a los factores antrópicos en el análisis de las causas y posibles soluciones a los distintos problemas ambientales.
Interacciones entre los componentes del medioambiente
En el medioambiente se cumple la máxima que dice que el todo es más que la suma de las partes, es decir, no puede ser considerado como la mera intersección entre los conjuntos formados por la litósfera, la atmósfera, la hidrósfera y la biósfera, puesto que las interacciones que se establecen entre estos componentes son tan importantes como los componentes mismos.
Por ejemplo, las lluvias pueden modelar el paisaje terrestre, pero a su vez este último también condiciona los patrones de lluvia. Los grandes vientos favorecen los desplazamientos de masas de agua marina y oceánica, pero los desplazamiento de masas de agua a zonas donde su temperatura difiere sustancialmente de la atmosférica, ocasionan zonas de altas y bajas presiones que favorecen los desplazamientos de los vientos.
La aparición de los organismos fotosintéticos en el planeta, modificó sustancialmente la composición de la atmósfera terrestre, favoreciendo la expansión y diversificación de los organismos de respiración aeróbica.
Estas y otras interacciones se ven representadas en parte en los ciclos biogeoquímicos, como el ciclo del agua, el del carbono, o el del nitrógeno, en el clima, en las tramas tróficas, entre otros.
Principales problemas
El ambiente tiene la capacidad de mantener un equilibrio dinámico producto de las interacciones entre sus componentes (homeostasis ecológica), esto explica cómo logra recuperarse luego de eventos catastróficos naturales de gran magnitud, como las glaciaciones, o los impactos por meteoritos, como el que marcó el fin de la era de los dinosaurios.
Pero el ser humano es capaz de modificar el ambiente a una velocidad mayor a la que demora el ambiente para recuperarse, por lo que, los problemas ambientales son realmente problemas de origen antrópico, y más que problemas ambientales, deberíamos llamarlos problemas humanos, puesto que es el ser humano quien está creando las condiciones para que la vida sobre el planeta, incluyendo la suya misma, deje de ser posible.
Contaminación
El agua es indispensable para la vida, pero a pesar de eso, el hombre ha contaminado cuerpos de agua dulce, salobre, salada, superficiales, subterráneas, incluso el agua de lluvia, en algunos lugares presenta niveles de contaminación elevados.
Los suelos también han sido degradados por el uso indiscriminado de agroquímicos, disposición inadecuada de desechos sólidos, vertidos industriales, entre otros.
La contaminación del aire con gases de efecto invernadero ha ocasionado el calentamiento global del planeta, lo que a su vez ha ocasionado el deshielo de los glaciares, incremento del nivel del mar, incremento de la frecuencia e intensidad de tornados, cambio de las estaciones, aceleración de la desertificación y un sinfín de otros efectos.
Deforestación
La tala indiscriminada ha ocasionado que en los últimos 50 años se haya destruido el equivalente al 15% de la vegetación existente en el planeta, lo que por un lado ha incrementado los niveles de CO2 depositados en la atmósfera y disminuido la capacidad de procesamiento del mismo por la pérdida de vegetación.
Se estima que en los últimos 250 años se han extinguido cerca de 600 especies de plantas, y que desde comienzos del siglo pasado la tasa de extinción de las plantas es de aproximadamente 8 especies cada tres años.
Desertificación
Debido a la deforestación y destrucción de la cubierta vegetal, la erosión de los suelos, así como la sobreexplotación de acuíferos y el calentamiento global, entre otros factores, los suelos pierden su capacidad productiva y se vuelven áridos, lo que a su vez favorece el calentamiento global.
Se estima que, solo en el presente siglo, las sequías han aumentado en número y duración en cerca del 30%, representando el 15% de las catástrofes naturales, lo que ha ocasionado pérdidas que superan los 100.000 millones de dólares y han sido las responsables directas de más de medio millón de muertes humanas.
Pérdida de la diversidad biológica
La deforestación, la caza y la pesca indiscriminada, las bioinvasiones, la contaminación, entre otros, ha ocasionado una pérdida de la diversidad biológica a un ritmo alarmante. Las Naciones Unidas han estimado que en el último siglo se han extinguido tantas especies como las que lo habrían hecho en 100 siglos sin la intervención del hombre.
Referencias bibliográficas
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