Como una de las figuras político sociales tal vez más interesante de la historia del arte, el mecenas como rol social ha cumplido un cometido central que fue permitir y estimular el desarrollo de artistas que han sido reconocidos como los más grandes de la historia mundial.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de mecenas?
Tal vez es una palabra poco común en nuestro vocabulario. Hoy en día, podría fácilmente ser reemplazada por el término en inglés ‘sponsor’. Los mecenas fueron hombres que apoyaron y estimularon el desarrollo de las artes en Europa a partir del siglo XIV. Por lo general pertenecientes a la nueva y cada vez más poderosa burguesía, los mecenas se dedicaron a contratar artistas que se encontraban en puro crecimiento para que realizaran obras de arte que coleccionar y exponer.
Los mecenas fueron figuras centrales en el desarrollo cultural y social de Occidente ya que gracias a ellos Europa fue en el siglo XIV, XV y XVI la cuna de las artes y de la cultura. Su permanente estímulo a pequeños artistas que no podían costearse su carrera y que luego terminaron por convertirse en los mejores exponentes del arte mundial, fue esencial para que en Florencia, Roma, Venecia y otras regiones de Italia y de Europa abundaran las modernas obras de arte que rompieron con el estilo religioso medieval.
Entendiendo más claramente la figura del mecenas
Como ocurre con todo proceso histórico, las cosas y los eventos no suceden por casualidad. Así, es importante señalar que estos burgueses que se dedicaron a encargar y comprar obras de arte a artistas prometedores tuvieron una razón y un contexto a partir de los cuales surgir.
Los burgueses que se convertirían en apoyo para pintores, escultores y arquitectos fueron principalmente miembros de una creciente burguesía europea que se dedicaba al comercio, a la banca y a las incipientes actividades financieras. Contaban con un caudal económico indiscutible pero todavía no alcanzaban el poder social o político que se reservaban los nobles. Siempre con aspiraciones de llegar a una cada vez mejor calidad de vida, los burgueses supieron invertir sus riquezas en obras muchas de ellas privadas que tenían por objetivo retratar sus vidas cotidianas y mostrarlos como seres modernos.
Sin mecenas no habría existido el Renacimiento
Nadie puede dudar que la presencia de estos personajes fue la que incentivó a un complejo proceso artístico como fue el Renacimiento. Aunque no fueron la única causa, ayudaron mucho ya que actuaron como el medio a través del cual pintores jóvenes y sin recursos, venidos del interior de los países a las grandes ciudades, pudieron dedicarse exclusivamente a perfeccionar su técnica y a desarrollar creaciones que son guardadas eternamente como algunas de las mejores creaciones de la Humanidad.
Imagen: Fotolia. Andrii Iurlov