La Mazorca fue un grupo parapolicial que tomó poder durante el segundo gobierno de Juan Manuel de Rosas. Se caracterizó por el uso de la persecución, la tortura y el asesinato contra los opositores del gobierno rosista. Así, la consecuencia fundamental del accionar de este grupo fue la eliminación de la disidencia mediante el uso del terror y/o el exilio.
Es de destacar que La Mazorca no ejerció un terror anárquico ya que siempre estuvo controlado por el gobernador Rosas. Además, sus acciones eran limitadas y esporádicas, y los blancos siempre eran elegidos conscientemente por la dirigencia.
Contexto y objetivos detrás de su surgimiento
Luego de que Juan Manuel de Rosas se negara a seguir gobernando la provincia de Buenos Aires en 1832, el cargo de gobernador pasó a estar ocupado por Juan Ramón Balcarce. A partir de ese momento, el federalismo bonaerense se escindió en dos posturas: por un lado, los cismáticos o federales doctrinarios que buscaban hacer frente al amplio poder que iba ganando Rosas en la provincia; y por el otro, los apostólicos, seguidores del rosismo liderados por la Sociedad Popular Restauradora.
En aquel breve período de tiempo, la tensión y oposición de ambos grupos fue en aumento hasta que, en octubre de 1833, un periódico rosista llamado El Restaurador de las Leyes publicó un artículo contrario al gobierno de Balcarce y el fiscal lo sometió a juicio. Ante esta situación, la facción rosista (compuesta por militares, policías, clases populares y miembros de la Sociedad Popular Restauradora) se levantó en armas, provocando la renuncia del gobernador.
Tras la renuncia de Balcarce, Juan José Viamonte fue nombrado gobernador. No obstante, su gobierno duró solo unos meses puesto que la Sociedad Popular Restauradora ofrecía constante resistencia. De hecho, fue durante su gobierno que ocurrió la primera aparición pública de La Mazorca: el 29 de abril de 1834, un grupo de seguidores de Rosas balearon las viviendas del ministro Manuel José García y Pedro Pablo Vidal, provocando la muerte de un transeúnte. Así, iniciaba un modo de operar que se volvería recurrente.
Para el año 1835, en un contexto de enfrentamientos civiles, Rosas volvió a ser nombrado gobernador y se le otorgó la suma del poder público, es decir que concentraba los tres poderes del Estado en su figura. Así, a partir del momento en que Rosas asumió su segundo gobierno, La Mazorca obtuvo más poder y pudo atacar a los opositores sin regulaciones. Su rol fue clave en la eliminación de cualquier opinión disidente respecto del gobierno de Rosas.
La Mazorca: qué era y cómo operaba
Se llamó La Mazorca a un grupo parapolicial rosista que se encargó de perseguir y torturar a los opositores del régimen. Su accionar no estaba limitado ya que contaba con el apoyo tanto de la prensa (monopolizada por el rosismo), como de la Sociedad Popular Restauradora. Es de destacar que, a diferencia de esta última, La Mazorca actuaba a escondidas y la identidad de los mazorqueros permanecía oculta.
El uso de la simbología fue muy importante para el gobierno y, en consecuencia, también para La Mazorca. Por ejemplo, al establecerse el uso obligatorio de la divisa punzó, una cinta de color rojo que tenía inscripto el lema “Viva la Santa Federación. Mueran los salvajes unitarios”, La Mazorca se encargó de que esto efectivamente se cumpliera ya que quienes no la portaban, eran víctimas de sus ataques. De hecho, una de las acciones violentas de este grupo consistía en pegar con brea la divisa punzó sobre los pelos de las mujeres. Asimismo, el color rojo se constituyó como símbolo del federalismo rosista y La Mazorca se encargó de vigilar el uso de dicho color en la vida pública y privada de cada persona. Por ejemplo, se inspeccionaban las casas para ver de qué color estaban pintadas las paredes.
El año 1839 es reconocido como el momento del terror ejecutado por La Mazorca ya que, tras la conspiración de Maza y la Revolución de los Libres del Sur (dos movimientos contrarios al régimen), el grupo parapolicial saqueó las casas de los opositores y asesinó a los llamados “traidores”. Tras algunas semanas de terror, Rosas ordenó detener las acciones violentas y condenó a muerte a quien no acatara su orden. Inmediatamente, la disposición fue respetada.
No obstante, para 1841 se vivió una nueva escalada de violencia, esta vez motivada por un intento de atentado a Rosas. Nuevamente La Mazorca saqueó, torturó y asesinó a los supuestos implicados. Las cabezas de los asesinados fueron puestas en picas y los cuerpos fueron colgados en lugares públicos. Luego de varias semanas, Rosas volvió a detener el accionar del grupo parapolicial.
Poco a poco las acciones de La Mazorca comenzaron a desaparecer, lo cual está relacionado con la disolución de la Sociedad Popular Restauradora en 1846. Esto no es casual, ya que se supone que la misma financiaba y daba los objetivos a los mazorqueros. Al caer el gobierno de Rosas en 1852, los principales líderes de La Mazorca fueron enjuiciados y condenados a muerte.