La Logia Lautaro constituyó una sociedad secreta de principios del siglo XIX que buscaba la declaración de la independencia en las colonias hispanoamericanas, fundamentalmente en Chile y Argentina, y la instalación de un sistema republicano basado en los preceptos liberales.
Se trató de una logia de tipo masónica cuyos principales referentes fueron José de San Martín, Carlos María de Alvear, Julián Álvarez, Bernardo O’Higgins y Ramón Freire. Las últimas acciones de la Logia Lautaro datan de la década de 1820, momento en que se disolvió producto de las tensiones internas posteriores a la Declaración de la Independencia.
Origen de la Logia Lautaro
A fines del siglo XVIII, el absolutismo monárquico comenzó a ser cuestionado por los liberales europeos que buscaban realizar cambios en el sistema político. No obstante, como no existía un sistema de partidos mediante el cual se le pudiera hacer frente a la monarquía, comenzaron a formarse asociaciones secretas que adoptaron la masonería y conformaron logias.
Tomando a las mismas como modelo, en un contexto en que la península hispánica había sido invadida por los franceses en 1803, se empezaron a conformar logias con un objetivo diferente: pensar el ideal independentista en las colonias americanas. De esta forma, el político e intelectual venezolano Francisco de Miranda, fundó en 1811 la Logia Lautaro en la ciudad de Cádiz. El nombre fue tomado en honor al héroe mapuche de la guerra de Arauco, Lautaro, referente de la resistencia contra los españoles en la Araucanía chilena durante el siglo XVI. Entre sus principales miembros destacaron Carlos María de Alvear, Ramón Freire, Bernardo O’Higgins, José de San Martín, Bernardo de Monteagudo y Julián Álvarez, entre otros.
Principios y política y la Logia Lautaro
Si bien la Logia Lautaro se conformó tomando como inspiración a las logias masónicas europeas, se dejaron de lado las cuestiones religiosas, es decir que solo se retomaron el aspecto político operativo de las mismas y su carácter secreto. Respecto de sus objetivos, la Logia Lautaro se dio la misión de declarar la independencia en Hispanoamérica, por un lado, y establecer un tipo de gobierno republicano y liberal que evitara una réplica de la monarquía en esta región. Para ello, a la vez que sus miembros elaboraron un plan de emancipación, también utilizaron a la conspiración como acción política eficiente. Es de destacar que, como se trataba de una organización secreta, la Logia Lautaro estableció redes de cooperación mutua entre los independentistas argentinos y chilenos para coordinar las acciones y lograr sus objetivos. De hecho, tanto O’Higgins como San Martín, héroes indiscutibles de la independencia de cada país, formaron parte de esta logia.
En el Río de la Plata, el primer acto de la Logia Lautaro consistió en la toma de la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, para lograr el derrocamiento del Primer Triunvirato. El motivo de la conspiración contra dicho gobierno fue el retraso en la Declaración de la Independencia y en la sanción de una Constitución. A raíz de su caída, se conformó el Segundo Triunvirato que contó con fuerte influencia de la Logia Lautaro y de la Sociedad Patriótica, ala morenista de la revolución.
Asimismo, su influencia sobre la política en el Río de la Plata también tuvo un peso relevante durante los gobiernos de los Directores Supremos Gervasio Posadas, Carlos María de Alvear, y Juan Martín de Pueyrredón. Este último le dio el nombre de Logia Ministerial para designar la actuación en favor de su gobierno. Fue en este período que la Logia brindó apoyo al Congreso de Tucumán que tenía la tarea de declarar la independencia, a la vez que fue clave para llevar a cabo el Plan Continental por el cual San Martín luchó para liberar a Chile y a Perú de las fuerzas realistas. Con el inicio de la Anarquía del año XX, la Logia terminó por disolverse y pasó a conformar una facción más de las que discutían respecto de cómo organizar políticamente al paí