Una lágrima es una gota de un líquido que es producido por un proceso que se llama lagrimación y tiene como función y objetivo lubricar el ojo y también limpiarlo. Las lágrimas son secretadas por la glándula lagrimal que las produce y las expulsa hacia su exterior. Como dijimos, las lágrimas tienen por función lubricar el ojo, y entonces, de este modo, lo que hacen como lubricantes, es impedir que la córnea sufra de desecación, es decir, se seque en demasía provocando daños mayores –graves o severos- en la vista de la persona afectada.
A pesar de que todas las lágrimas nos parezcan que pueden ser iguales, no es así. Existen tres tipos de lágrimas: por ejemplo, las lágrimas basales, que son aquellas que en los mamíferos mantienen de manera continua a la córnea en estado húmedo, lubricando el ojo y lo ayudan de este modo a mantenerse libre de polvo u otras pequeñas partículas que puedan dañarlo o causarle molestias. En un día, podemos segregar aproximadamente 1 gramo de lágrimas, cantidad que suele disminuir con el paso de los años, es decir, al avanzar nosotros en edad.
Cuando el funcionamiento de la glándula lagrimal es deficiente o por nuestras actividades necesitamos mayor lubricación en los ojos, se suele recurrir al uso de gotas como el famoso colirio, que ayuda a mantener lubricado, y por ende, limpio, el ojo.
Por otra parte, encontramos las lágrimas reflejas, que son aquellas que son producto de irritación en los ojos, cuando partículas muy pequeñas afectan nuestros ojos: por ejemplo, cuando nuestros ojos entran en contacto con gases como el gas pimiento o de sustancias como la que expide la cebolla al cortarla. Estas sustancias afectan tanto al ojo –y la córnea- como así también a las mucosas nasales. También podemos segregar este tipo de lágrimas al vomitar, bostezar o toser.
Por último, encontramos las lágrimas psíquicas, que son aquellos productos de la acción de llorar o sollozar, por el cual a partir de una fuerte tensión emocional, se aumenta o incrementa el lagrimeo: puede ser tanto a partir de sufrimiento con o sin dolor físico, enojo, alegría, entre otros. Esto se debe a que la glándula está directamente ligada al sistema nervioso del cerebro y entonces posibles alteraciones, producen cambios en su normal funcionamiento, eso deriva en que si atravesamos una situación de tristeza o angustia, ese cambio produzca alteración en el sistema nervioso y éste altere el funcionamiento de sus glándulas, como en el caso de la glándula lagrimal, produciendo lagrimeo más abundante que el normal.