Se denomina justicia a un servicio o bien público que se orienta a dirimir contiendas entre particulares, ya sea personas físicas o jurídicas. La justicia también es un concepto moral que implica el dar a cada uno aquello que se merece. En todo caso, puede verse que existe una obvia relación entre ambas acepciones. La justicia dentro de una sociedad nunca puede ejercerse plenamente, pero siempre existirá como un ideal, una meta a alcanzarse. Para ello, cada sociedad dictamina leyes y genera instituciones que intentar dar una respuesta a este anhelo. Dada esta circunstancia, no es de extrañar que la justicia haya sido implementada, limitadamente, desde tiempos antiguos. En este sentido, por supuesto, existen diferencias notorias en la forma en que este tipo de circunstancia era ejercida en el pasado a como es ejercida en la actualidad, pero también existen notables coincidencias.
En sociedades primitivas, la pena que acarreaba el cometer un acto que entrañaba perjuicio para los demás era desproporcionada. En efecto, el robo de un objeto material podía entrañar la muerte o la mutilación. Por supuesto, este tipo de circunstancia era poco distante de la venganza. No obstante, con el paso del tiempo, pudo verse una evolución al respecto. En el código de Hammurabi, uno de los más antiguos conservados, existe un primer intento de que la pena sea proporcional al delito. Así, la sentencia que lo define es el “ojo por ojo, diente por diente”. Esta puede parecernos primitiva bajo las circunstancias actuales, pero significó un enorme avance en su tiempo, puesto que limitaba la acción que se realizaba contra un delincuente a límites más razonables.
En esos tiempos se carecía de una distinción de poderes como los presentes en las repúblicas actuales; el poder era ejercido en su totalidad por una persona, aunque por supuesto esta delegaba sus tareas; en la actualidad, la justicia representa en cambio a uno de los poderes del estado que ejerce un control del ejecutivo y del legislativo, y se encarga de la correcta aplicación de las leyes. No obstante, cabe señalarse que las leyes están sujetas a interpretación por parte de los magistrados, y cada interpretación realizada implica, en muchos sistemas, la creación de jurisprudencia.
Como se ha sugerido, la justicia es un ideal que se intenta poner en práctica limitadamente. No obstante, este intento es de enorme importancia para las sociedades, que ven en una justicia independiente la posibilidad de resolver sus conflictos civilizadamente.