En el idioma español, las clases de palabras o categorías gramaticales son nueve, entre las cuales se destaca la interjección como aquella que denota el estado de ánimo en que la persona hablante o escritora emite el mensaje. Ejemplo: El arriero llevó a sus animales diciendo ¡arre! para apurarlos. Las otras clasificaciones comprenden:
1. Sustantivo: da nombre a las personas, objetos, animales o entes de nuestra realidad o imaginación. Ejemplo: señor, señorita, hogar, Jorge, teléfono, diversión, fútbol.
2. Pronombre: denota la presencia de una persona, aunque no se indique expresamente. Ejemplo: Ella estuvo en la fiesta de ayer.
3. Adjetivo: califica o determina al sustantivo, agrega cualidad o extensión del significado. Ejemplo: Ella estuvo en la fiesta animada de ayer.
4. Artículo: se antepone al sustantivo, con una posición fija en la oración o frase en que aparece. Ejemplo: Ella estuvo en la fiesta animada de ayer.
6. Verbo: expresa principalmente acción, incluso pasión, estado o situación. Ejemplo: Ella estuvo en la fiesta ayer.
7. Adverbio: precisa o da noción del significado del verbo. Ejemplo: Ella estuvo en la fiesta ayer.
8. Preposición: complementa y precisa la información de la oración o frase. Ejemplo: Ella estuvo en la fiesta de ayer.
Cuál es la función de la interjección
Las interjecciones se relacionan directamente con la función emotiva del lenguaje, porque refleja la sensibilidad con que la persona decide emitir un mensaje. Para la Lingüística, la interjección son los rastros de las declinaciones del latín que subsisten en la actualidad y durante los siglos en que el romance evolucionó para dar forma a nuestro idioma español.
No siempre aparece la interjección en las oraciones o frases (del lenguaje escrito o del lenguaje oral, respectivamente), pero su empleo obedece a lo que podríamos inferir como pensamiento interior o metalenguaje.
Clasificación y ejemplos prácticos de interjecciones
Con una perspectiva de lo que significa (o sea, un criterio semántico), las interjecciones se suelen clasificar como se observa en el diagrama que viene a continuación.
Significado (ejemplos)
1. Admiración (¡Ah! ¡Oh! ¡Huy!)
2. Menosprecio (¡Bah! ¡Nah! ¡Ajá!)
3. Dolor (¡Ay! ¡Auch! ¡Chin!)
4. Impaciencia (¡Caray! ¡Caramba! ¡Chale!)
5. Aliento (¡Arre! ¡Olé! ¡Oé!)
6. Desagrado (¡Fuck! ¡Zas! ¡Grrr!)
7. Cansancio (¡Uf! ¡Guac! ¡Puaf!)
En esta clasificación semántica podemos observar que las interjecciones son sonidos que se incorporaron como noción de emotividad. Dado que son expresiones, entran en el matiz de exclamación, por lo que se deben escribir con sus respectivos signos de apertura y cierre (¡Es un error colocar solamente el signo de cierre!)
Por lo regular, las interjecciones se enuncian al inicio de la oración o frase, para dar mayor énfasis a dicha sensibilidad o emotividad.
Cabe indicar que para crear las interjecciones también suelen emplearse palabras como sustantivos, adverbios, adjetivos e incluso verbos. Ejemplos:
¡Al diablo! Ya no voy a insistir en llevar serenatas si no me recibe ni las rosas.
¡Vaya! Hasta que te apareces por aquí.
¡Por Dios! No me digas que te creíste esa historia.
¡Nada! Espero que me expliques mejor el asunto.
Aquí caben toda la gama de palabras que, comparadas con el nivel académico o culto del lenguaje español, corresponde a las palabras soeces, a las groserías y las vulgaridades, que también se enmarcan en las interjecciones.
Todos sabemos usarlas, aunque no hubiéramos sabido que tales palabras corresponden a la categoría gramatical de la interjección.
La interjección en el lenguaje actual
De manera simple, podemos decir que la interjección es una categoría gramatical que ha perdurado porque las personas hablantes o escribientes requieren ese matiz emotivo, ese tono de sensibilidad, para conectar al receptor del mensaje.
Las interjecciones las escuchamos en las canciones, en los medios de comunicación y en los noticieros, por no decir que en las obras literarias: hay un par de páginas dedicadas a la interjección “¡Chingada!” en la novela La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes.
En la actualidad, en que la escritura se reduce a mensajes en la pantalla del teléfono celular o en los foros de chat en la computadora, se hace muy sustancial saber emplear las interjecciones, que equivalen entonces a la escritura (con grafías) de los llamados emoticones, que tienen la misma función en los mensajes de texto.
Las interjecciones no son partículas sin importancia, sino que su empleo denota la actitud del emisor de los mensajes, dominar y practicar las interjecciones como elementos que incluso pueden ser indicios de estilo, conlleva revalorar esta categoría gramatical. La interjección es el camino medio entre la imprecación y la formalidad expresada en emociones, en nuestro lenguaje cotidiano.
Por tanto, la recomendación es hacerse a la idea de que podemos seguir contando con las interjecciones, si somos capaces de seguir considerando al lenguaje como la manera más eficiente de mostrar nuestra sensibilidad.