Biografía de Ingrid Betancourt

Nació en la capital colombiana de Bogotá.

Es hija de Gabriel Betancourt Mejía, quien se desempeñó en la década del ’60 como ministro de educación de Colombia y fue responsable de la creación del crédito educativo, una medida que facilitaba el ingreso de las personas con escasos recursos a realizar estudios superiores. También se desempeñó como embajador colombiano en la UNESCO.

Su madre es Yolanda Pulecio, modelo y política colombiana. Fue elegida señorita Cundinamarca, senadora nacional, y se desempeñó como embajadora en Guatemala.

Durante su secuestro, Yolanda, fue una de las voces más críticas contra el gobierno de Pastrana y quien más se movilizó para su liberación.

Estudió en el Liceo Francés de Bogotá y ciencias políticas en el Instituto de Estudios Políticos de París, donde se graduó.

Se especializó en comercio y relaciones internacionales.

La elección de este destino de estudio tuvo que ver mucho con que su padre residía allí como embajador de la UNESCO.

Se casó con el diplomático francés Fabrice Delloye, de quien se separó en el año 1990 tras 7 años de matrimonio. La pareja tuvo dos hijos.

Regresó a Colombia luego de separarse y empezó a trabajar como asesora en el Partido Liberal.

Fue miembro de la Cámara de Representantes, por Bogotá, hasta 1998. En este período integró el Partido Liberal.

Se unió en matrimonio con Juan Carlos Lecompte, con quien estuvo casada hasta 2011.

Fundó el partido político Verde Oxígeno, que perdió la personería jurídica en 2005 a causa de su ausencia por el secuestro. En 2021 se le devolvió la entidad legal a la agrupación y ella se volvió a poner al frente de la misma.

Ganó la elección y asumió como senadora.

Renunció a su banca en el senado acusando a sus colegas de hacer de la cámara alta “un nido de ratas”. Se postuló para competir por la presidencia de Colombia.

Fue secuestrada por las FARC, junto a Clara Rojas, asesora y jefa de campaña, cuando viajaba a la población (selva colombiana) en la cual se habían llevado a cabo las tratativas por la paz, entre el gobierno de Andrés Pastrana, y las FARC, y que no habían llegado a buen puerto. La zona se volvió extremadamente peligrosa, y aún, a pesar de ello, decidió acercarse al lugar para acompañar, tal como se había comprometido, a sus pobladores y al alcalde Pablo Ramírez.

Su esposo y su madre pretendieron continuar su postulación presidencial, como símbolo, y para darle mayor visibilidad al secuestro.

Las condiciones de su cautiverio fueron ciertamente inhumanas, la mantuvieron encadenada a un árbol gran parte del tiempo. Allí tuvo contacto con otros prisioneros que estuvieron secuestrados más años que ella.

Durante su secuestro, las FARC, hicieron públicos varios videos de ella, que usaron como pruebas de vida. En cada uno de ellos se apreció su desmejorado estado de salud.

Luego de su liberación, trascendió, que padeció depresión, varias enfermedades, e incluso fue encadenada porque intentó fugarse varias veces y fue recapturada.

Fue liberada en el marco de un espectacular operativo en el que nadie resultó herido y que se denominó Operación Jaque. La liberación le reportó reconocimiento y apoyo al presidente en ejercicio, Álvaro Uribe, y a su ministro de defensa, Juan Manuel Santos, quien ganaría la elección presidencial, dos años después.

Con ella fueron liberadas otras personas secuestradas: tres contratistas norteamericanos e integrantes del ejército nacional.

Aseguró que los años posteriores a su secuestro y liberación fueron muy complejos porque tuvo que reconstruirse como persona, mujer y madre, y que además tuvo que atravesar un proceso de transformación que la llevó a experimentar varias y contradictorias emociones.

Se asentó en Francia, donde viven sus hijos, con el objetivo puesto en reconstruir el vínculo con ellos.

Comenzó a trabajar en la asistencia de las víctimas de terrorismo.

Recibió el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia.

Fue varias veces nominada para el Premio Nobel.

Presentó una demanda millonaria al estado colombiano por los daños y perjuicios ocasionados por su secuestro, que luego retiró ante las críticas y disgusto generalizado por parte de la opinión pública.

Apoyó el acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC.

Apoyó la candidatura presidencial de Gustavo Petro, sin embargo, triunfó su rival, Iván Duque.

Integró con su partido la Coalición Centro Esperanza, de la cual se alejó a comienzos de 2022.

Renunció a su candidatura presidencial en la primera vuelta, que había anunciado en enero, y se unió al candidato Rodolfo Hernández, quien disputó el ballotage con Gustavo Petro.

Afirmó que en esa decisión primó el combate que Hernández le planteó a la corrupción política.

Manifestó su oposición a la elección de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia. Señaló como principal razón de esta resistencia a algunas personas que acompañaron al presidente electo, especialmente en la inminencia del ballotage, y que ella las cree muy negativas para el futuro de su patria si es que acceden a algún espacio de poder.

Si bien se declaró integrante de una fuerza política opositora al reciente oficialismo, aclaró, que ejercerá un antagonismo constructivo, maduro, sensato, propositivo, ético y sin sectarismos.