El imaginario es el conjunto de representaciones con las que un individuo o un grupo colectivo dan significado al mundo en el que se desenvuelven. Esto significa que el concepto puede asimilarse en buena medida con el de ideología en sentido amplio, una suma de representaciones que sirven para explicar el mundo pero que no necesariamente están contrastadas empíricamente. Cada sociedad que ha habitado la tierra ha tenido su imaginario, su modo de explicarse los fenómenos naturales, sociales y políticos. La veracidad de estas formas de representación tranquilamente puede ser puesta en duda, puesto que las mismas meramente constituyen asunciones acerca el estado del mundo, sin que por ello exista un procedimiento riguroso de acceso a la verdad.
El hombre requiere de un mapa para moverse en el mundo, esto es, requiere tener una forma de interpretarlo para tomar decisiones en lo que respecta a éste. De hecho, una teoría puede también entenderse como una representación del mundo; la diferencia existente es que una teoría se prueba constantemente con la realidad, estableciendo procedimientos de contrastación empírica. En el caso del imaginario, estas asunciones acerca del comportamiento del mundo suelen tomarse sin que medie un procedimiento crítico al respecto y en el caso de que exista, es difícil separar los hechos verdaderos de los falsos.
Un claro ejemplo de la concepción que debe tenerse de imaginario puede tomarse de las reflexiones marxistas. Es sabido que en este cuerpo teórico la ideología de una sociedad es de alguna manera una forma de encubrir las verdaderas condiciones de producción. Así, por ejemplo, dentro del capitalismo, la ideología liberal sería una forma de explicar falsamente las condiciones de producción y los intereses opuestos entre clases. Puede objetarse con tino que esta misma consideración es ideológica, pero sirve como ejemplo de la manera en que debe entenderse al imaginario; éste es una forma de explicar al mundo que tiene poco rigor en su fundamentación (aunque tranquilamente puede ser verdadero).
El imaginario se expresa y circula mediante los medios de comunicación. Así, en éstos, tanto el periodismo como ciertos personajes que se jactan de ser conocedores de determinadas materias lo manifiestan. No obstante, es rudimentario pretender que estos dirijan la cosmovisión de la sociedad; ante todo serían emergentes de la misma, que refuerzan en sus intervenciones las maneras que en esta existen para explicarse a los distintos eventos que consuetudinariamente nos acontecen. En todo caso, siempre queda por nuestra cuenta anteponer una instancia crítica, tomado lo que nos nutre y eliminando al resto en lo que respecta a conceptos, ideas y visiones.