Se denomina ilegal a todo tipo de circunstancia o hecho que se encuentra fuera de la ley. Esta situación corresponde a un accionar que de algún modo perjudica a un tercero. La ilegalidad de un tipo de evento debe estar reconocida por alguna ley, esto significa que es la ley misma la que señala que tipo de circunstancias se exceden de su amparo. La ilegalidad en general tiene asociada una serie de acciones punitivas por parte del estado cuando nos referimos al derecho positivo. Así, se espera disuadir de un determinado proceder y castigarlo en caso que se cometa.
Es importante hacer una distinción entre la ilegalidad y la alegalidad. El primer concepto, como ya se ha consignado, remite a una oposición a una normativa vigente de modo explícito; esto significa que la ley establece fehacientemente que un determinado comportamiento se opone a ella. Por otro lado, la alegalidad remite a un tipo de circunstancia caracterizada por la inexistencia de una evaluación legal. Esto significa que al respecto existe un vacío jurídico que debe ser llenado. La distinción es importante si se evalúa que en algunas ocasiones ambos conceptos se utilizan indistintamente. En efecto, existen determinados procederes sobre los aún no se han realizado reglamentaciones o disposiciones jurídicas, pero que indudablemente ofrecen un campo amplio para ello.
Es importante señalar que también existe una distinción entre ilegalidad e inmoralidad. Lo ilegal es aquello que se opone a una ley, mientras que lo inmoral es aquello que se opone a la conciencia. Si nos referimos a la ley positiva, existen muchas situaciones que pueden considerarse legales y a la vez inmorales. Por el contrario, existen muchos procederes que son considerados ilegales y que son moralmente encomiables. En efecto, si nos ceñimos a una evaluación de la historia, veremos que existieron estados totalitarios que se excedieron en sus atribuciones, dictando toda una serie de leyes contrarias a la moral más básica. En estos casos, la legalidad o ilegalidad de una acción estaba separada de un modo relevante con respecto a su moralidad.
Es importante que las leyes que se elaboran sean lo suficientemente realistas como para evitar que se inventen regulaciones sin sentido. En efecto, crear situaciones de ilegalidad por un mero tecnicismo legal que carece de beneficio para la sociedad es un tipo de procedimiento harto lesivo para las sociedades, que ven condicionados fuertemente sus márgenes de acción. Es sin lugar a dudas un peligro en el que incurren muchos países.