Una ideología es un modo en que las personas se representan el mundo que les rodea. Se compone por distintos conceptos articulados en un orden que guarda algún grado de coherencia interna. Las ideologías pueden extenderse a distintos campos del accionar humano y tener un grado alto de aprobación de la sociedad, a pesar de no constituir necesariamente un conocimiento científico. Fueron muchos los teóricos que se abocaron a dar cuenta de este concepto, siendo la sociología las que más lo ha abordado.
La ideología suele elaborar una representación de la realidad con la finalidad de ejecutar un determinado plan de acción. La representación de la realidad se constituye como un conjunto de conceptos que sirven de juicio, mientras que el plan de acción se sirve de esa representación para dar pasos en dirección de la situación buscada como deseable, a la vez que se elude la situación indeseable.
El concepto tomó relevancia con la incorporación que hizo Marx de este en su cuerpo teórico. Así, la ideología sería una explicación del mundo que le toca vivir a cada sociedad en relación al modo de producción que la sostiene. Esto evitaría de algún modo que aquellas clases de oprimidos tomen conciencia de su situación. La ideología formaría parte de lo que en esta corriente de pensamiento se denomina superestructura, concepto que agrupa además nociones como ordenamiento jurídico, sistema político, arte, etc.; esta se encontraría subordinada a la estructura o condición verdadera de producción. La ideología, desde esta perspectiva, tiene un rol encubridor con respecto a la opresión de una clase social por otra. En el contexto en el que escribía Marx, la ideología liberal ocultaba la opresión del proletariado a manos de la burguesía.
En el siglo pasado, se han realizado levantado numerosos movimientos a la postre de una ideología, movimientos que en muchas ocasiones han terminado en verdaderas tragedias; basta recordar al fascismo y su reguero de sangre. Por otro lado, también se manifestaron ideologías en lo que respecta a distintas reivindicaciones sociales de menor grado como el feminismo, ecologismo, etc.
A partir de la década del ochenta, comienza a hacerse referencia a un pensamiento poco estructurado como consecuencia al desarrollo de la postmodernidad. El pensamiento débil da cuenta de una ideología flexible y poco coherente que se adapta a las circunstancias. Es básicamente una ideología que busca interpretar la realidad sin someterse a una lógica determinada. En relación a esto puede hacerse alusión al eclecticismo tanto en lo político como en lo económico.