Se denomina honradez a la cualidad de ser digno de confianza en virtud de las buenas obras evidenciadas. La honradez como término deriva del hecho de tener “honra” o “honor”. Es sumamente valorada en cualquier ámbito en la medida en que garantiza que el trato de la persona que la mantiene carecerá de dobles intenciones. La honradez puede manifestarse en diversos aspectos, pero en general se refleja en el hecho de evitar perjuicios a terceros de modo deliberado. Por el contrario, la deshonra, implica acciones que tienden en general a perjudicar de forma voluntaria a terceros, intención que guarda la finalidad de obtener algún tipo de ventaja para quien la ostenta.
Desde el punto de vista ético, la honradez implica una justa valoración propia y de los demás en la toma de decisiones. Esto significa que la conducta buscará el bien propio sin incurrir en perjuicios a los demás o, de ser posible, intentará generarles beneficios a éstos. Por el contrario, una conducta deshonrada considerará el interés propio y el ajeno como necesariamente excluyentes, buscando una mejora en las circunstancias personales sin importar el hecho de causar perjuicios a terceros.
Desde hace mucho tiempo que se enuncia la importancia de la confianza en toda actividad económica y social. Esto significa que una condición previa a cualquier tipo de interacción con otros es la transparencia en la información para que cada cual tome la decisión que considere más adecuada. Esta confianza remite a instituciones, países y personas. Cuando se quiebra, las consecuencias pueden ser nefastas, en la medida en que se evitará tener tratos con pares y se afectará negativamente cualquier posibilidad comercial, laboral o social. En este contexto podemos apreciar la relevancia que la honradez tiene. En efecto, un comportamiento honrado, carente de dobleces, es una suerte de garantía en lo que respecta a toda actividad que se lleve a cabo con otros; éste se manifiesta en una historia que carece de actos perjudiciales para terceros. Por el contrario, un comportamiento deshonrado significará una bandera roja que inclinará a retracciones y resquemores.
Es importante inculcar el valor de la honradez en las persona desde edades tempranas, sin incurrir por ello en banalidades o mojigatería. Esta debe considerarse como un valor esencial en el trato con los demás, en la medida en que permite la creación de relaciones justas basadas en la confianza. Ligada a esta circunstancia estará sin lugar a dudas la transparencia y la ausencia de doblez.