La integridad significa la totalidad de una persona, incluyendo su dimensión física, es decir, su cuerpo, y su dimensión moral, incluyendo su forma de ser y sus valores. En general, el concepto se aplica a los derechos humanos, pero también a los valores que pueda tener una persona.
Integridad y los derechos humanos
Dentro de los básicos derechos de la persona se encuentran el derecho a mantener su integridad física y moral. En cuanto a la dimensión física, esto se expresa en que la persona no puede ser sujeta a manipulaciones, ataques o procedimientos en su cuerpo sin que de su consentimiento. Esto se refiere a situaciones médicas, de agresión física o incluso situaciones más severas, como son la tortura o la muerte.
En cuanto al aspecto moral, la persona tiene derecho a actuar desde sus valores y de acuerdo a sus ideas. Se considera también que la persona es la única que tiene autoridad sobre su vida y sus decisiones, por lo que otra persona no puede tomar responsabilidad u obligarla a ciertos actos.
El derecho a la integridad física y moral es básico, ya que muchos de los otros derechos que tiene la persona se fundamentan en este. Es importante comprender el concepto de integridad, ya que puede ser relevante a situaciones tan complejas como la pena de muerte, la donación de órganos, la eutanasía y muchas otras.
Valor y virtud
La integridad se considera también como una característica de la persona y un valor que tiene. La persona íntegra es aquella que actua según sus principios y que se mantiene firme a sus promesas e ideas inclusive en situaciones que son díficiles o demandantes. Es una característica que se admira y que se relaciona con valores como la honradez, la lealtad y otros. Se podría decir que la integridad es un valor general que le permité a la persona respetarse y respetar sus ideas, siendo fiel a sus propios principios. La integridad se puede considerar como un valor que demuestra que la persona tiene otros valores y que los demuestra en su vida diaria.