La gratitud es la inclinación hacia los demás en forma de reconocimiento. La idea de gratitud es universal, aunque cada grupo o tradición cultural la puede expresar de una u otra manera.
Sentimos gratitud cuando valoramos positivamente un comportamiento ajeno. Se considera una expresión de bondad y de buena educación. Lo opuesto a ella es la ingratitud, que lógicamente es valorada como un comportamiento incorrecto e inapropiado.
La gratitud es un elemento de la comunicación humana. En ocasiones se manifiesta a través de las palabras (dar las gracias es el ejemplo más genuino), aunque se puede expresar de muchas maneras, con un discurso de agradecimiento o una nota que indique la satisfacción personal por haber recibido algo.
A través de las palabras comunicamos gratitud, pero también lo hacemos mediante gestos (una inclinación de cabeza, una sonrisa o levantando el pulgar como una señal positiva de agradecimiento).
Expresamos nuestra gratitud porque consideramos que estamos en deuda con alguien. Este mecanismo está presente en todos los órdenes de la vida, para las cosas importantes y para las más cotidianas.
Desde un punto de vista psicológico, el sentimiento de gratitud produce cierto bienestar interior y consideramos que debe plasmarse de alguna forma. Al mismo tiempo, también deseamos que los demás nos muestren su agradecimiento, es decir, que valoren nuestras acciones.
De alguna manera, la gratitud pone de manifiesto que el hombre es un ser social y que necesita a los demás para conseguir sus propósitos.
En el lenguaje popular existen muchos refranes y proverbios relacionados con esta virtud. En la mayoría de estos dichos y expresiones se hace hincapié en la necesidad de mostrar gratitud como una obligación moral y como un ejemplo de conducta correcta.
Practicar la gratitud
Los especialistas en la conducta humana recomiendan que practiquemos la gratitud de manera habitual. Se aconseja hacerlo por razones diversas. Sirve para mejorar nuestra sociabilidad y aceptación con respecto a los demás. Tiene un componente terapéutico evidente, ya que nos sentimos bien cuando la manifestamos. Al mismo tiempo, si optamos por la opción contraria (la ingratitud), nos encerramos en nosotros mismos y no permitimos una comunicación enriquecedora.
Practicar la gratitud tiene una doble dirección: hacia los demás y como mecanismo de autoayuda. En consecuencia, es una herramienta muy útil para utilizarla en todas las circunstancias de la vida.