La garantía hipotecaria es el derecho que se concede sobre un inmueble a una persona o entidad con la que se contrae una deuda o compromiso, para que en caso de dicha deuda no sea satisfecha o el compromiso incumplido, tenga la posibilidad de convertirse en propietario y vender dicho inmueble para recuperar el dinero prestado.
Préstamos hipotecarios y préstamos con garantía hipotecaria
Es importante señalar la diferencia de matiz existente entre los préstamos hipotecarios y los préstamos con garantía hipotecaria.
Los primeros son aquellos que se solicitan para adquirir un inmueble. Para ello, es necesario acreditar una situación económica estable y solvente que permita afrontar las cuotas del préstamo, pero a su vez, el propio inmueble funciona como garantía hipotecaria, lo que significa que de no poder hacer frente a dichas cuotas, la propiedad pasará a manos de la entidad bancaria.
Los préstamos hipotecarios suelen concederse por un importe máximo del 80% del valor de vivienda y normalmente requieren la tasación del inmueble a adquirir y un estudio previo en el que se pueda comprobar de forma fehaciente que la cuota del préstamo no supone más del 35% de los ingresos demostrables.
Los préstamos con garantía hipotecaria son los que se solicitan con cualquier objeto, y en los que se ofrece como garantía un inmueble en propiedad ya pagado, aunque en ocasiones es posible pedirlos aunque la hipoteca no haya terminado de pagarse por completo.
Este tipo de préstamos con garantía hipotecaria permiten acceder a cantidades de dinero superiores a las que se podrían obtener con un préstamo personal, y además no precisan que el propietario del inmueble tenga que cesar en el uso de la vivienda.
Además, permiten que el bien que se ofrece como garantía sea vendido, siempre que el dinero recibido se emplee en el pago del préstamo.
La garantía hipotecaria permite solventar dificultades que, de otro modo, impedirían el acceso al crédito. Al tratarse de una garantía de mucho valor, existen muchos prestamistas dispuestos a ofrecer dinero incluso a personas que no pueden acreditar ingresos o con historial crediticio dañado, siempre que puedan aportar una garantía hipotecaria, ya que el valor de ésta es, por lo general, más que suficiente para cubrir un posible impago.
Sin embargo, los préstamos con garantía hipotecaria no tienen sólo ventajas, ya que existe riesgo de perder la vivienda si no se puede hacer frente a los pagos.