Se conoce como efecto invernadero al fenómeno por el cual, ciertos gases que se encuentran en la atmósfera terrestre, retienen parte de la energía térmica que produce el suelo terrestre tras haber recibido los rayos solares.
Se trata de un fenómeno natural, que afecta a todos los cuerpos planetarios que tienen atmósfera y que evita que la energía recibida por estos planetas desde sus estrellas cercanas se pierda de forma inmediata.
En el caso de la Tierra se ha multiplicado en los últimos años debido a la emisión excesiva de determinados gases producidos por la acción del hombre, tales como el dióxido de carbono o el metano.
Causas del efecto invernadero
Las causas que originan el efecto invernadero son muy variadas, aunque principalmente pueden diferenciarse dos grandes grupos: aquellas que tienen su origen en un fenómeno natural y otras que han sido provocadas por la acción del Hombre.
Entre las causas naturales se encuentran todas aquellas que provocan la emisión de gases sin que el Hombre intervenga en el proceso en ningún momento. Uno de los ejemplos clásicos suele ser el de las erupciones volcánicas, que emiten gran cantidad de metano, ozono y vapor de agua, entre otros muchos gases, que repercuten directamente en el efecto invernadero.
Mientras tanto, entre las causas artificiales, son gran mayoría aquellas que se derivan de la actividad humana. Así, cabe destacarse la deforestación y la desertificación, fenómenos que aumentan el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera. Además, muchas actividades industriales son responsables de la emisión de gases de efecto invernadero mediante la quema de combustibles fósiles (gasolina, carbón o petróleo).
También habría que sumar las emisiones de clorofluorocarbonos (más conocidos por las siglas CFC) producidas por ciertos aparatos eléctricos, como por ejemplo los refrigeradores, así como por algunos aerosoles y productos de limpieza, que repercuten negativamente en el efecto invernadero.
Consecuencias del efecto invernadero
Sobre las consecuencias del efecto invernadero no hay unanimidad entre la comunidad científica, aunque la corriente mayoritaria actualmente apunta a que este fenómeno es el responsable de grandes cambios que está sufriendo el clima en todo el mundo.
Entre sus efectos directos cabe destacar la alteración de las temperaturas y temporadas de lluvia, el deshielo de los casquetes polares, el aumento de la desertificación y ciertos cambios estacionales que afectan a los procesos migratorios y reproductivos de algunos grupos de seres vivos, además de otros muchos efectos menores.