En la mayoría de países avanzados la educación tiene un carácter público y universal. Esto significa que toda la población en edad escolar está escolarizada. Esta circunstancia se encuentra relacionada con un hecho evidente: no todos los alumnos son iguales y es necesario atender dicha diversidad. Para ello se han puesto en marcha políticas educativas destinadas a atender las necesidades especiales de los alumnos. Así, se ha consolidado la denominada educación especial.
La educación especial es una disciplina pedagógica a través de la cual el profesorado puede atender toda la diversidad de alumnos en un centro educativo. Hay que tener en cuenta que existen circunstancias distintas entre el alumnado: escolares con alguna discapacidad, con altas capacidades (los conocidos popularmente como niños prodigios), alumnos con déficit de atención, con contextos sociales problemáticos o con dislexia. La educación especial intenta dar una respuesta eficaz a esta pluralidad social.
La educación especial como una herramienta para la igualdad de oportunidades
Hay un consenso generalizado en relación con la idea de que la igualdad de oportunidades es un principio que debe aplicarse en la educación. Para aplicar dicho principio es necesario que la pluralidad y diversidad del alumnado sea atendida adecuadamente.
En el caso de España el profesorado en las distintas etapas educativas aplica una atención a la diversidad a través de una herramienta: las necesidades educativas especiales (NEE). La idea de esta estrategia es adaptar el proceso de enseñanza a cada alumno en particular para que se encuentre en una situación de igualdad.
La integración de todos los alumnos en un mismo espacio compartido no solo es un mecanismo para la igualdad sino que también sirve para fomentar la convivencia y, muy especialmente, ayuda a convivir asumiendo las diferencias individuales.
La educación especial en los alumnos con discapacidad
Hay alumnos que tienen algún tipo de discapacidad (física, sensorial o intelectual). En la actualidad su formación académica se realiza en muchos casos en centros escolares ordinarios, lo que implica que estos alumnos comparten el aula con otros escolares sin ninguna discapacidad. Para que esta convivencia en la escuela sea efectiva y no discriminatoria es necesario adoptar toda una serie de medidas: adaptar los materiales educativos para que sean accesibles (por ejemplo, en el caso de los alumnos con discapacidad visual), formar al profesorado para que conozca las particularidades de estos escolares o enfocar la dinámica de una clase para que ningún alumno se encuentre al margen. Este tipo de estrategias son algunas de las pautas didácticas y pedagógicas que forman parte de la educación especial.