Para comprender el curso de los acontecimientos de una manera ordenada se hace necesario distinguir las grandes etapas o periodos que conforman la historia. Si hablamos de la Edad Media, este periodo comenzó en el siglo V y finalizó en el siglo XV, concretamente con la desaparición del Imperio Romano en el año 476 de nuestra era y con el Descubrimiento de América en 1492 (algunos historiadores consideran que el fin de este periodo tuvo lugar con la Caída de Constantinopla en 1453).
Se utiliza normalmente en relación con el continente europeo. Por otra parte, se trata de un concepto basado en dos aspectos fundamentales: el feudalismo y la religiosidad.
El feudalismo
Durante el medievo cuando un rey fallecía su reino se dividía entre sus herederos directos. Estos poseían tierras propias y para protegerlas construían castillos y fortalezas, los cuales a su vez servían como base para conquistar nuevos territorios. De esta manera, era necesario crear un fuerte ejército que protegiera cada territorio.
A cambio de este servicio, el monarca les ofrecía a los caballeros una parte de las tierras conquistadas. Las nuevas posesiones de los cabelleros se convertían en ducados o condados. Estas propiedades estaban integradas en un reino y el conjunto de propietarios formaban la nobleza. Las porciones de tierras de los nobles eran conocidas como feudos.
Los feudos estaban formados por castillos amurallados y aldeas de campesinos a su alrededor
El señor feudal tenía todo el poder sobre los campesinos y artesanos. En este sentido, el feudalismo se estructuraba en tres estamentos o clases sociales: la nobleza, los campesinos y el clero.
Los nobles facilitaban protección a través de sus ejércitos, los campesinos y artesanos subsistían con sus actividades y al mismo tiempo abastecían a los soldados y, finalmente, el clero se ocupaba de guiar espiritualmente al conjunto de la sociedad.
En síntesis, el feudalismo puede entenderse como un modo de producción, como una estructura social y como una forma de organización política.
La religiosidad
Si bien la Europa medieval estaba muy fragmentada políticamente, en un sentido religioso estaba unida. El elemento de unión era el Cristianismo.
Los principios cristianos impregnaban todos los órdenes de la vida. El poder del monarca provenía del poder de Dios. Los avances científicos solamente podían aceptarse si conectaban con las sagradas escrituras. La cultura se desarrolló básicamente en los monasterios.
El conjunto de la sociedad tenía profundas creencias religiosas y cualquier posible desviación era severamente reprimida y castigada.
En síntesis, para comprender la Edad Media es necesario conocer la profunda dimensión religiosa que impregnaba todos los ámbitos de la realidad.
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