Una duna es una gran acumulación de arena y es el paisaje característico de algunas zonas desérticas del planeta. También pueden existir dunas en ciertas zonas de la costa.
Las dunas presentan un aspecto normalmente uniforme, como una especie de capa o manto sobre la superficie de la tierra en la que hay permanentes ondulaciones. Sin embargo, la forma de las dunas no es simétrica, ya que la inclinación en el terreno depende de la dirección en la que sopla el viento. Existen varios tipos de dunas: transversales, abarquilladas, longitudinales, parabólicas o en estrella.
La gran cantidad de arena de este tipo de paisaje se produce por el efecto del viento, siendo normalmente los vientos alisios los que producen las dunas (tal y como sucede en el desierto del Sáhara, el de más extensión del mundo). Además del viento, las bajas precipitaciones son otra de las causas de este fenómeno de la naturaleza. Otro factor que interviene en la formación de las dunas es la sequía (desde un punto de vista climático se habla de los ciclos de sequía).
Las dunas forman un paisaje que no es estático. De hecho, se ha logrado medir su movilidad, la cual depende de múltiples factores: el tipo de clima, la velocidad del viento, los niveles de humedad y las lluvias anuales. Por este motivo, se habla de las dunas móviles, siendo este aspecto un problema de gran magnitud para las zonas de cultivo que pueden ser cubiertas por completo por el manto arenoso. También pueden originar la desaparición de rutas y caminos. Ante este problema es frecuente la construcción de empalizadas y la plantación de ciertos vegetales.
Los especialistas en el estudio del clima observan las dunas como un indicador negativo vinculado con el cambio climático que experimenta el planeta en las últimas décadas.
Las grandes zonas desérticas formadas por un vasto paisaje dunar son conocidas también como ergs. Estas amplias extensiones de territorio arenoso son propias del norte de África, especialmente en Argelia y Mauritania. Los ergs están formados por dunas desérticas, ya que las dunas en el litoral tienen otras características paisajísticas.
El paisaje dunar llama la atención en varios sentidos. Su monotonía sugiere soledad y, al mismo tiempo, es un lugar enigmático y hermoso. Se podría afirmar que el desierto y las dunas ofrecen dos caras distintas: un paisaje que transmite serenidad y el peligro real si nos adentramos en él.