En el ámbito de la filosofía antigua, es decir griega principalmente, existió un concepto muy utilizado por cierto grupo de filósofos que le dieron preeminencia al conocimiento. Este concepto fue el de doxa, algo que ellos despreciaban por considerarse una forma de datos que no alcanzaba para conocer la verdad. La palabra doxa en griego significa ‘opinión’, por lo cual puede comprenderse que tanto en aquella época como en la actualidad no sea refrendada como una forma válida de conocimiento.
El pensamiento platónico tuvo un fuerte desprecio por la doxa, fenómeno al que se veía en oposición al conocimiento o episteme
Queda claro hoy en día que Platón fue uno de los filósofos más importantes de la Antigüedad y esto se debió en gran parte a que su sistema y estructura de pensamiento sirvió y fue utilizado por mucho tiempo. En su forma de entender a la filosofía, Platón planteó una diferencia entre el mundo de los objetos y el mundo de las ideas. Este último era el único en el cual se podía observar la perfección porque las ideas no dependen de los sujetos sino que son entidades inamovibles y atemporales.
Las ideas no podían según Platón ser conocidas mediante otra forma de conocimiento que no fuera el pensamiento filosófico. Por eso despreciaba a los artistas, a los poetas, a la ciencia porque entendía que eran todas formas de describir la realidad. Ahí es donde la doxa u opinión aparecía como el peor de los males ya que ataba el conocimiento y la verdad a la subjetividad del individuo y no a lo que realmente era.
La opinión personal se transforma en la actualidad en una fuente válida de pensamiento
Muy por el contrario de lo que ocurría en la Antigua Grecia de Platón, donde sólo algunos individuos podían acceder a la participación política y al conocimiento, en la actualidad la doxa entendida como opinión pareciera ser un recurso válido de justificación para lo que uno dice o interpreta.
Así, ya no podemos en la Posmodernidad hablar de una única verdad, sino que es necesario reconocer que cada sujeto puede interpretar lo que en su entorno ocurre de distinto modo. Al mismo tiempo, fenómenos como la libertad de expresión hacen que sea importante recuperar a la opinión como un derecho y no como una falla o problema. Esto es así debido a que cada persona puede tener una opinión personal al respecto de un sinfín de fenómenos y no por eso considerarse errada en su manera de pensar.