Un dictador es un gobernante que rige una nación de manera autoritaria y con nula tolerancia hacia el pluralismo político y a la libertad de expresión. La principal característica de los dictadores es enaltecer su propia figura a través de una personalidad fuerte y carismática y suspender la división de poderes del Estado: el poder ejecutivo, legislativo y judicial, para gobernar de modo despótico ostentando la mayor cantidad de poder posible. Es por ello que normalmente los regímenes liderados por un dictador no se rigen por el Estado de derecho y, por lo tanto, no se atiene a ninguna norma jurídica. De este modo, la legitimidad de un dictador no se da en base al consenso de que él sea el mejor para gobernar, sino que se debe a la represión y el sometimiento de cualquier adversario político que pueda disputar su poder.
Evolución del concepto
Antiguamente, en la República romana, el dictador era un magistrado al que se le delegaba toda la autoridad del Estado con el objetivo de enfrentar un acontecimiento particular: una tarea específica que amenazaba a la república o una emergencia militar. Sin embargo, los romanos tenían mecanismos para que la dictadura no amenazara la organización del Estado como, por ejemplo, el que sea obligatorio renunciar a sus poderes especiales una vez que el dictador había terminado la tarea que le había sido encomendada.
De ese modo, lo que los romanos entendían por dictador no es lo mismo que entendemos hoy. Cuando hablamos de un dictador debemos retrotraernos a los siglos XIX y XX, pues allí es cuando se desarrollan las dos principales formas de gobierno antagónicas que han caracterizado a la historia contemporánea: las democracias constitucionales y las dictaduras. Estas últimas, a su vez, pueden ser muy diferentes. Hay dictaduras constitucionales, totalitarias, militares o autoritarias, pero hay algunos rasgos comunes a todas que es importante tener en cuenta.
Factores característicos
Algunas de las características que son comunes a todo régimen dictatorial y que nos permite comprender qué es un dictador es que, en primer lugar, las dictaduras se basan en un líder fuerte y carismático que tiene una personalidad que atrae a las masas a través de discursos y promesas maximalistas que, comúnmente, involucran la lucha contra un enemigo de la nación al que hay que combatir. La idea de estos discursos es convencer a las masas de que el dictador representa la lucha por el bien común de la nación y que, por lo tanto, debe ostentar un poder excepcional.
Otra característica de los regímenes liderados por un dictador es que se persiguen a los adversarios políticos: se limita o elimina la libertad de expresión y se realiza una gran inversión en propaganda política que, en la mayoría de los casos, publicita una imagen del dictador como un gran líder que ha llegado para salvar a la nación.
La idea del dictador como líder es común en el siglo XX: Benito Mussolini, el dictador del régimen Fascista en la Italia del Siglo XX, se hacía llamar a sí mismo Duce, que significa Líder en italiano. Mientras que Adolf Hitler, el dictador de la Alemania nazi, era llamado Führer, que también significaría líder, caudillo o guía.
Categorías y tipos de dictaduras
Ahora bien, a través de la historia contemporánea se han desarrollado diferentes dictaduras lideradas por diferentes dictadores y, en términos generales, se puede dividir en cuatro grandes categorías.
En primer lugar, las dictaduras autoritarias. La principal característica de esta forma de gobierno es que el líder autoritario accede al poder por medio de elecciones democráticas y en el transcurso de su mandato emplea medios autoritarios para perpetuarse en el poder.
En segundo lugar, tenemos las dictaduras totalitarias o los totalitarismos. Quizás esta forma de gobierno es donde más se resalta a un líder fuerte a través de la exaltación de las masas. El totalitarismo se desarrolló en la Europa del siglo XX y que se caracterizó por tener un partido único de gobierno (El partido nacional Socialista en la Alemania Nazi, por ejemplo), la presencia de una ideología a la que adhieran las masas (el comunismo, en el caso de la Unión Soviética), y un fuerte control de la vida privada de los ciudadanos, es decir, la intromisión del Estado en la esfera privada de la vida.
En tercer lugar, tenemos las dictaduras militares. Este tipo de régimen, que estuvo muy presente en América Latina durante la segunda mitad del Siglo XX, con Jorge Rafael Videla en Argentina, Augusto Pinochet en Chile, o Alfredo Stroessner en Paraguay, por mencionar algunos ejemplos. Se caracterizaron por ser regímenes liderados por un militar o una junta de militares que llegaron al gobierno a través de un golpe de estado, derrocando, de este modo, a gobiernos democráticos para instalarse en el poder. La principal característica de estos gobiernos es que el poder militar interrumpe en la política con la excusa de que los civiles ya no pueden gobernar.
Por último, una cuarta categoría son las dictaduras constitucionales. Estos regímenes respetan parcialmente la Constitución, sin embargo, tras el velo superficial, son regímenes que gobiernan de modo autoritario avasallando la división de poderes del estado y acumulando el poder en un solo líder que, prácticamente, toma las decisiones de modo arbitrario y sin respetar el pluralismo político.
Ejemplos de dictadores en el transcurso de la historia
Teniendo en consideración estas características, podemos catalogar a algunos de los dictadores más importantes del Siglo XX.
Adolf Hitler, por ejemplo, gobernó la Alemania Nazi desde 1933 hasta 1945. Si bien llegó al poder a través de los mecanismos democráticos, rápidamente se suspendieron las libertades individuales y se concentraron todos los poderes del estado en manos de un partido único. Su régimen dictatorial fue un caso emblemático de totalitarismo pues ningún ciudadano alemán tenía libertad de expresión y se persiguió a cualquier que fuese considerado un enemigo de la nación.
Francisco Franco, luego de una guerra civil que duró seis años en España, instaló un régimen dictatorial que se mantuvo vigente en el poder hasta el día de su muerte en 1975. La mayoría de los historiadores coinciden en que la cifra de fallecidos que dejó la represión franquista fue de al menos 150.000 españoles.
Joseph Stalin fue otro ejemplo de un dictador que llevó adelante una dictadura totalitaria. Gobernó la Unión Soviética entre 1924 y 1953, y se mantuvo en el poder a través del encarcelamiento y el asesinato de opositores, como así también a través del exilio de una gran cantidad de ciudadano hacia los trabajos forzados en Siberia. Joseph Stalin gobernó de modo despótico persiguiendo tanto a opositores de su gobierno como también a miembros de su propio partido de quienes sospechaba conductas subversivas a su gobierno. El método de coerción utilizado por Stalin se ha llamado purgas porque, en términos generales, se buscaba eliminar toda oposición a su régimen. Se calcula que las purgas dejaron entre 700.000 y 2.000.000 de ciudadanos soviéticos asesinados por el Estado.
En el caso de las dictaduras militares de América Latina un dictador emblemático fue Augusto Pinochet, quien gobernó Chile entre 1973 y 1989 luego de derrocar mediante un golpe de estado al gobierno democrático de Salvador Allende. En dicho periodo, se persiguió a todo ciudadano que, bajo sospecha, fuese considerado marxista o subversivo. El exilio, la desaparición forzada y la tortura fueron algunos de los métodos de coerción a través de los cuales la dictadura militar de Pinochet pudo mantenerse en el gobierno.
De este modo entendemos que, si bien un dictador es quien lidera una dictadura, existen características comunes que nos permite usar este concepto para caracterizar a un líder fuerte y carismático que dirige un régimen dictatorial a través de la coerción de opositores.