La deserción escolar es un fenómeno consistente en el abandono de la educación formal por parte del alumnado en etapas tempranas de la misma. Este tipo de situación debe explicarse a partir de causas sociales y económicas, causas que significan un verdadero desafío para los países que se ven afectados por el fenómeno. En este sentido, existen diversas políticas públicas destinadas a favorecer la integración de los niños, políticas que tienden a generar incentivos para que los padres tengan un cuidado especial en que sus hijos cumplan con las propuestas educativas. No obstante, es importante entender que cualquier política pública es un parche y que solo un desarrollo social profundo puede remediar este tipo de dificultades.
La escuela es un espacio en donde los niños tienen un primer contacto con el mundo, en donde se comienzan a tener experiencias de socialización y de incorporación de conocimientos. No obstante, cuando las circunstancias socioeconómicas en las que un infante se desarrolla son de escases y necesidad, la escuela es vivida como una instancia ajena a la realidad. En efecto, una persona con necesidades básicas satisfechas encuentra en la escuela un primer punto de partida, una herramienta que le servirá a lo largo de la vida. No obstante, en el caso de que existan necesidades relevantes que todavía faltan satisfacer, todo lo que la escuela proporciona aparenta ser de poca importancia, una mera frivolidad.
En este contexto es en el que suele aparecer la deserción escolar. La misma acontece tanto en la formación primaria como en la secundaria, siendo el primer caso la más preocupante. Es importante notar al respecto que este es un proceso paulatino, ningún niño abandona el colegio de modo abrupto. En estos casos comienzan a existir dificultades para cumplir con las exigencias, calificaciones malas, problemas entre pares, etc.; luego de un tiempo de este tipo de experiencias, el niño suele dejar el colegio.
Este tipo de situación da una pauta de las dificultades que un menor que atraviesa el problema tiene. En una familia relativamente bien constituida, el abandono escolar distaría de ser una opción a evaluar, pero en el caso de un menor con un entorno fragmentado, el abandono se da de forma casi natural. Es por ello que los colegios deben tener profesionales que detecten estos problemas de manera temprana, a efectos de evitar una situación que luego será difícil de superar. Dado que de todos modos este tipo de problemas igualmente emergen, también se hace necesaria una política educativa acorde a la realidad que un país vive, posibilitando oportunidades de reinserción.