La economía se basa en un elevado consumo por parte de los individuos, quienes de manera mayoritaria viven en los núcleos urbanos. Esto origina un volumen muy significativo de desperdicios y basuras, es decir, de desechos sólidos.
Una parte importante de la basura que se genera en los hogares tiene elementos y sustancias que incorporan peligros para la salud humana y un riesgo para el medioambiente. Ciertos componentes son corrosivos o pueden ocasionar infecciones o incorporar contaminantes, ser tóxicos o inflamantes. Los desechos sólidos que se generan emiten gases de tipo invernadero y van muchos más allá de la basura originada en los hogares. De hecho, hay desechos o residuos sólidos de tipo industrial, hospitalario, tóxicos o radioactivos. Para minimizar las consecuencias de la basura que se crea en las distintas actividades humanas, los gobiernos y las instituciones deben promover infraestructuras destinadas a la gestión de los desechos sólidos. Se habla de tres medidas: reducir, reutilizar y reciclar.
La reducción de desechos sólidos significa que el volumen de desperdicios de los vertederos tiene que descender. Para ello, es preciso que los ciudadanos colaboren reutilizando los envases y los distintos materiales a través de los contenedores habilitados cerca de sus domicilios. Y el reciclaje sería la última estrategia, en la que en unas plantas especializadas se lleva a cabo una tarea de compostaje y de transformación.
El vertedero como lugar de almacenamiento de basuras es una realidad con menos de 100 años, pues hasta entonces no había un sistema para tratar los desechos. El vertedero es una solución parcial, ya que la calidad del suelo puede deteriorarse y es un sistema que consume mucho territorio. Una de las alternativas es la incineración de los residuos, para lo cual es necesario incorporar sistemas de filtro que reduzcan la emisión de dióxido de carbono que se expulsa a la atmósfera. Tanto los vertederos como la incineración han creado la necesidad de reciclar como respuesta eficaz, ecológica y no contaminante.
Para abordar los problemas relacionados con los desechos sólidos, se habla de una gestión integral de los mismos. Por un lado, la conciencia ciudadana es uno de los factores primordiales. Además, hay que promover alternativas a los vertederos tradicionales (en algunos países latinoamericanos se utiliza la palabra botaderos). El trasporte y la recogida de residuos es igualmente una parte de la gestión integral. Este tipo de estrategias tienen que activarse de manera local para que al sumar el conjunto de acciones haya una solución global.