La deontología es una disciplina que ese enfoca en estudiar el “deber ser” del hombre, es decir, su orientación moral y su desarrollo en este sentido. La deontología puede comprenderse como una forma de ética, esto es, un espacio de reflexión en lo que concierne a las perspectivas de moralidad en el hombre; no obstante, difiere de la ética tradicional en lo que respecta a la fuerte raigambre teológica de esta última.
La deontología basa la realización de acciones en función del deber que el hombre tiene, dejando de lado cuestiones como el placer o la conveniencia utilitaria, circunstancia que explica en buena medida su relación con el ejercicio de muchas profesiones.
Historia
A lo largo de la historia, el comportamiento del hombre ha sido un motivo de reflexión profunda. En efecto, basta con retrotraernos a la antigüedad, momento en el que es posible evidenciar el surgimiento de la ética como forma de meditación acerca de la cualidad moral en el hombre. En particular, fue en la Grecia clásica en donde surgió una gran coexistencia de visiones sistemáticas al respecto. Estas discrepaban en los fundamentos del accionar del hombre, poniendo como la motivación última de la ética al placer o a la felicidad.
La deontología
La deontología se aleja en parte de estos planteamientos, poniendo al deber como mero móvil del accionar ético del hombre. En efecto, la misma parece arraigarse primariamente en visiones como las propuestas por Kant.
La misma implica que el obrar humano debe dejar de lado la búsqueda de la felicidad o del placer para realizar una actividad moralmente correcta; esta se debe fundar ante todo en el hecho de que tal accionar se podría concebir como una ley general. De esta manera, nos encontramos con el concepto de imperativo categórico, concepto que nos remitirá a que el proceder humano debe guiarse desde una perspectiva racional.
La deontología en la práctica profesional
Como se ha señalado, es común que se haga alusión a la deontología desde la perspectiva de una práctica profesional. En este sentido la misma tiene como fin que los conocimientos desarrollados desde un determinado saber se orienten al beneficio de las personas. De esta manera, es posible hacer referencia a una deontología en la medicina, en el derecho, etc. En cualquiera de estos casos el criterio del deber siempre estará presente, estableciendo criterios de actuación que puedan considerarse como buenos por su sustrato racional, por el hecho de mantener la cualidad de poder generalizarse hacia cualquier circunstancia.