La meteorología es la disciplina científica que estudia los fenómenos atmosféricos del planeta. Dentro del marco del tiempo meteorológico y todas sus variables, los climas fríos son aquellos que tienen temperaturas muy bajas, inferiores a cero grados.
Como el concepto de frío es normalmente relativo, para establecer esta condición se utiliza una unidad de medición, llamada frigoría. A partir de la misma es posible determinar la ausencia de calor en una zona determinada.
Además de la temperatura, hay otras variables que intervienen en el concepto de clima frío. La zona del planeta estudiada es el factor determinante en cualquier aspecto climático. Existen dos hábitats singularmente fríos: las zonas polares y las de alta montaña. Así, cuanto más alejado se encuentre un lugar del trópico, menor será la temperatura media. Esto sucede porque los rayos solares tienen una menor incidencia sobre los polos. La altura es igualmente determinante, por lo que cuanto mayor sea la altura, menor será el registro de temperatura. La distancia de un territorio con respecto al mar afecta también al clima, de tal manera que al encontrarnos alejados del mar el descenso de la temperatura será mayor. El viento y la nieve son otras de las características asociadas a los climas fríos.
Los climas fríos tienen consecuencias sobre la vida humana. Donde los registros de temperatura son extremadamente bajos (se habla del frío polar) las condiciones para una vida en sociedad son especialmente difíciles, por lo que son zonas con una densidad de población muy baja.
La vegetación característica de las territorios con climas fríos es la tundra, propia del hemisferio norte del planeta. Está formada por musgo y líquenes y el subsuelo permanece helado durante todo el año. Por debajo de esta latitud, el clima es frío pero no tan extremado y la vegetación adquiere una mayor variedad (es conocida como la taiga).
El clima frío en las zonas polares genera capas de hielo en el mar, las conocidas banquisas (la banquisa ártica es permanente, pero la del antártico se forma en invierno y desaparece durante el breve verano austral). Debido al cambio climático que experimenta el planeta, estas zonas de hielo se van reduciendo paulatinamente y esta circunstancia tiene efectos sobre la cadena trófica de este ecosistema. Las consecuencias son diversas: el peligro de extinción de algunas especies (por ejemplo, los osos polares) y, sobre todo, al disminuirse las banquisas las alteraciones climáticas se agudizan todavía más.