La palabra que analizamos presenta dos acepciones. Por un lado, se trata de un objeto de escaso valor y, por otro, es sinónimo de habladurías.
Cosas con poca utilidad
A ciertos objetos les llamamos chismes de manera despectiva y con esta palabra expresamos que tienen una insuficiente calidad o utilidad. Así, una máquina estropeada o una baratija son ejemplos de cosas que reciben esta calificación.
La función del chisme en las relaciones sociales
En mayor o menor medida todos opinamos con ligereza sobre la vida privada de los demás. Este tipo de comentarios son conocidos como chismes, habladurías, cotilleos o murmuraciones.
La persona que opina con frecuencia sobre las cuestiones personales de los otros es un chismoso. Su actitud no tiene buena fama socialmente y, de hecho, decir que alguien es un chismoso es una forma de descalificarle. Sin embargo, si los chismes no son ofensivos ni pretenden falsificar la verdad de los hechos, no son tan malos como pueden parecer a primera vista.
El chisme se convierte en un mecanismo de socialización. Chismear o chismorrear nos permite pasar un buen rato y conocer mejor nuestro entorno social.
En los medios de comunicación
Hay programas de televisión o revistas especializadas que se basan fundamentalmente en la divulgación de todo tipo de comentarios chismosos sobre la vida de los famosos. Este planteamiento periodístico no pretende analizar la realidad social de una manera rigurosa, pues se trata de un enfoque lúdico y desenfadado. Se podría afirmar que este tipo de noticias son como un patio de vecinos a gran escala. Como es lógico, si los chismes se basan en injurias y calumnias, el espíritu lúdico se convierte en una conducta potencialmente delictiva. No es lo mismo afirmar que fulanito ha pasado sus vacaciones con menganita en una playa exótica que inventarse noticias falsas sobre la vida de alguien.
Por otra parte, redes sociales como facebook o twiter están muy relacionadas con todo tipo de chismes.
La expresión «chisme de lavadero» y algunos sinónimos
Chisme de lavadero o chisme de vecindario son expresiones con idéntico significado. Este tipo de comentarios se llaman de lavadero porque antiguamente muchas comunidades vecinales tenían un lugar común donde se lavaba la ropa. En este lugar era habitual que las mujeres se reunieran y mientras se dedicaban a lavar sus prendas de vestir aprovechaban para hacer comentarios o chismorreos sobre las personas del vecindario.
En nuestro idioma hay muchas formas de referirnos al chismoso o chismosa, como metomentodo, cotilla, fisgón, cizañero, correveidile, bochinchero o cuentero.