La obtención de energía es una de las necesidades del ser humano. El carbón ha sido uno de los combustibles tradicionales a lo largo de varios periodos de la historia. Se trata de un combustible fósil (como también lo es el petróleo) porque se forma a partir de restos de animales y plantas de cientos de miles de años.
El carbón vegetal es una alternativa energética que desde el punto de vista industrial tiene una historia breve. A finales del siglo XlX se empezaron a utilizar briquetas de carbón vegetal, que se obtienen reciclando las astillas de los aserraderos de madera y se destinan para la combustión de las barbacoas. La mezcla de madera se procesa en un complejo sistema de calentamiento y eliminación de residuos. Para que no se incendie la madera, se impide que entre oxígeno en el momento de calentamiento. Posteriormente, se incorpora carbón de antracita y cal juntamente con los restos de madera. Finalmente se añade harina de maíz para unir todos los ingredientes. Los trozos obtenidos (llamados propiamente briquetas) se calientan para reducir la humedad y, en consecuencia, facilitar la combustión. Este sería un breve esquema explicativo de la fabricación del carbón vegetal.
El carbón vegetal obtenido de manera industrial es una energía relativamente reciente. Sin embargo, ya en la antigüedad se transformaba la madera en carbón vegetal de manera rudimentaria. Durante siglos existió el oficio de carbonero, realizado por personas que pasaban largas temporadas en los bosques para transformar la madera en carbón mediante técnicas artesanales.
Además de su uso para barbacoas, en algunos países se emplea como brasero en los hogares. En ambos casos, este carbón tiene componentes tóxicos. De todas formas, hay un tipo de carbón vegetal destinado al consumo humano y más concretamente como remedio medicinal. Para obtenerlo es necesario calentar y esterilizar previamente el carbón vegetal. De esta manera se consigue una mezcla que se puede beber con agua para mejorar estados de diarrea, aliviar los efectos de algunas drogas o evitar las náuseas. Este uso del carbón vegetal se encuentra enmarcado dentro de la medicina naturista.
Uno de los elementos interesantes del carbón vegetal en la actualidad está relacionado con el medio ambiente y las zonas rurales. En algunos países con una masa forestal importante resulta rentable la producción de carbón vegetal para facilitar combustible a las pequeñas industrias y así evitar el consumo de petróleo, más caro y contaminante. Por otra parte, el carbón de coque empleado en la industria metalúrgica tradicional tiene un futuro impredecible, por lo que está siendo sustituido en algunas zonas del mundo por el carbón vegetal.