Los capilares son el tipo de vaso sanguíneo de menor calibre en el organismo, y conectan a las arterias con las venas. A través de ellos se produce el intercambio de sustancias entre la sangre y los tejidos corporales.
Estructura y función de los capilares sanguíneos
La estructura de los capilares sanguíneos está íntimamente relacionada con su función principal, que es el intercambio de sustancias entre la sangre y los tejidos corporales. Los capilares se ramifican a partir de arteriolas provenientes de arterias (vasos sanguíneos de mayor calibre) y reciben la sangre rica en nutrientes y oxígeno. Estas sustancias difunden o se transportan a través de sus paredes directamente hacia las células metabólicamente activas que componen los diferentes tejidos del cuerpo. En sentido inverso, dichas células envían hacia el interior de los capilares los productos de desecho y dióxido de carbono producidos por el metabolismo celular, y luego, los capilares convergen y se unen entre sí para formar nuevamente vasos sanguíneos de mayor calibre (las vénulas que luego formaran las venas).
Las paredes de los capilares son extremadamente delgadas y están compuestas por una única capa de células que forman el endotelio (en conjunto con una lámina basal) a través de la cual los nutrientes, los productos de desecho y los gases como el oxígeno y el dióxido de carbono pueden difundir y transportarse fácilmente.
Además de tener sus paredes delgadas, el diámetro de los capilares es muy pequeño, incluso menor al tamaño de los glóbulos rojos. Estos, de hecho, en ocasiones deben plegarse sobre sí mismos para poder atravesarlos. Sin embargo, si sumáramos los diámetros de todos los capilares del organismo, resulta que en su conjunto representan un área mayor que la de todos los demás vasos sanguíneos del sistema circulatorio. Esto se debe a que los capilares forman una gran densidad de redes que aseguran que todas las células del cuerpo estén a una corta distancia de alguno de ellos (no más de 130 micrómetros), y así se garantiza que los nutrientes y el oxígeno lleguen a todas ellas. En general, cuanto mayor es la densidad metabólica de un tejido, mayor es la densidad de su red capilar.
Dadas sus características, la velocidad de la circulación sanguínea a través de los capilares se reducen enormemente si la comparamos con la que se da en vasos de mayor calibre. Esta reducción en la velocidad de circulación también ayuda a que se pueda dar el intercambio de sustancias.
Tipos de capilares sanguíneos
Aunque todos los capilares sanguíneos comparten una estructura básica (descrita en la sección anterior), podemos encontrar algunas variaciones que dependen del tipo de tejido y órgano que irrigan. De acuerdo con su morfología específica se pueden diferenciar tres tipos de capilares sanguíneos:
– Capilares continuos: Los capilares continuos suelen encontrarse en los tejidos musculares, los pulmones y en el sistema nervioso central. Se caracterizan por presentar uniones ocluyentes entre las células endoteliales que forman sus paredes, entre las cuales dejan pasar sustancias relativamente pequeñas. Las moléculas grandes son transportadas a través del citoplasma celular de las células endoteliales gracias a vesículas pinocíticas. En algunos casos están asociados con pericitos (también conocidas como células de Rouget), células contráctiles con características de células madre.
– Capilares fenestrados: Son característicos de los tejidos en donde se suelen absorber metabolitos y líquidos, como los que forman el tubo digestivo, la vesícula biliar y los riñones. También se encuentran en las glándulas endocrinas. Como su nombre indica, los capilares fenestrados presentan fenestraciones con diámetros de 80 a 100 nm, que forman canales a lo largo de la pared capilar. Se estima que dichas fenestraciones se originan a partir de la formación de vesículas pinocíticas, lo cual aumenta en momentos de absorción.
– Capilares discontinuos: También conocidos como capilares sinusoidales o sonusoides, son típicos de la médula ósea, el bazo y el hígado. Se diferencian de los otros tipos de capilares por tener una forma más irregular y un diámetro mayor. De acuerdo con el tejido en el que se encuentran, presentan características estructurales específicas. Por ejemplo, en el hígado, los capilares discontinuos están asociados con células de Kupffer (un tipo especial de macrófagos) y células de Ito (un tipo especial de células hepáticas). Por su parte, en el bazo, las células endoteliales que forman las paredes de los capilares discontinuos presentan una morfología diferente (forma ahusada), y la lámina basal subendotelial a veces no está presente.