En términos generales, la capacitación es el proceso de asimilación de unos conocimientos con el fin de realizar una actividad. En otras palabras, aprendemos para algo y ese «para qué» es la capacitación.
El concepto de capacitación implica que alguien adquiere un conocimiento, una destreza o una habilidad y, por lo tanto, es capaz de hacer algo con una cierta utilidad para sí mismo y para los demás. En este sentido, quien no es capaz de algo por algún motivo queda al margen en algún sentido (no olvidemos que en el ámbito legal existe la figura de la incapacitación, que implica que alguien no puede tomar sus propias decisiones porque no tiene la suficiente capacidad intelectual).
La educación como herramienta de capacitación
Vamos al colegio durante una serie de años para adquirir unos conocimientos básicos que nos permiten comprender la realidad que nos rodea y al mismo tiempo para formarnos de cara a una vida laboral futura. En sus diversas etapas la formación académica es un mecanismo de capacitación que paulatinamente se va haciendo más complejo y especializado. Pensemos en alguien que, por algún motivo, no se hubiera escolarizado y estuviera al margen de la educación normalizada. Esa persona no tendría la capacitación necesaria para afrontar su día a día de una manera eficaz y tampoco para optar a un puesto de trabajo.
El mundo de la empresa y la capacitación
Una empresa con empleados bien formados (adecuadamente capacitados) tiene más opciones para triunfar en su sector. Se puede afirmar que hay una regla general en el ámbito empresarial: a mayor capacitación del personal, más opciones de éxito. Por este motivo, algunas compañías establecen programas de capacitación y de esta manera se adapta el potencial de los empleados con las necesidades empresariales.
Qué principios debe incorporar un buen programa de capacitación de una empresa
La formación de los empleados es el núcleo fundamental de cualquier programa de capacitación. El proceso de formación no debe entenderse como un gasto sino como una inversión. Si la mayoría de ámbitos laborales son cambiantes y dinámicos, no es razonable que los empleados de una empresa no tengan un plan de formación. Un programa de capacitación bien hecho implica saber a dónde se quiere ir cuáles son los conocimientos necesarios para lograrlo.
La empresa no es el único beneficiario de una estrategia de capacitación, ya que el empleado también se beneficia (consigue consolidarse en su puesto de trabajo y, al mismo tiempo, se encuentra en mejores condiciones para ascender en la escala laboral). En conclusión, se podría afirmar que un programa de capacitación es una estrategia en la que todos ganan (una estrategia win to win, tal y como se dice en términos empresariales actuales).