Se considera autodidacta a aquella persona que adquiere unos conocimientos sin ayuda de terceros y sin seguir una educación reglada.
Un autodidacta es a la vez discípulo y maestro, siendo él mismo el que debe conseguir la información necesaria para su aprendizaje ya sea recurriendo a libros técnicos, navegando por internet, observando a otros, asistiendo a conferencias o utilizando cualquier otro método que crea conveniente.
Desventajas de ser autodidacta
Ser autodidacta no es sencillo y no todo el mundo está capacitado para ello. Pese a que esta forma de aprendizaje tiene importantes ventajas (flexibilidad, poder trabajar con los recursos que se quiera, dedicación,…) no es menos cierto que presenta dos grandes inconvenientes que no resulta fácil superar.
En primer lugar, al no seguir una educación reglada, los conocimientos adquiridos no van a poder plasmarse en forma de una titulación o un certificado oficial, los cuales resultan esenciales en algunas profesiones.
Y por otro lado está el hecho de que no todas las materias son igual de accesibles para ser estudiadas de forma autodidacta. Las áreas técnicas (neurología, por ejemplo) necesitan que alguien vaya guiando los pasos del estudiante para que siga la senda correcta, por lo que la figura del profesor es imprescindible.
Autodidactas famosos
Sobre todo en el mundo del arte son relativamente habituales aquellos que llegan al culmen de su profesión sin haber tenido una verdadera formación académica en su materia. Su espíritu autodidacta, unido a su ingenio y amor a su profesión lleva a muchos artistas a alcanzar unos niveles de excelencia que parecen imposibles para alguien sin estudios.
Éste era el caso por ejemplo de Roberto Bolaño, escritor chileno considerado como uno de los mejores autores en lengua hispana del siglo XX y que ni siquiera llegó a terminar la educación secundaria. Eso sí, era un lector impenitente que devoraba un libro tras otro desde su más tierna infancia.
Mismo caso que el del director de cine Quentin Tarantino, que nunca llegó a pisar la universidad pero que aprovechó su trabajo en un videoclub para aprender todo lo que necesitaba saber sobre su futuro oficio. Como el mismo dice: “no estudié cine, veía cine”.
Aunque quizás el caso más curioso sea el de Jimi Hendrix. El considerado como mejor guitarrista de todos los tiempos nunca asistió al conservatorio y basó todo su aprendizaje en observar con detalle a los viejos músicos de blues. Como hecho anecdótico cabe señalar que a la edad que se compró su primera guitarra eléctrica (14 años), suspendía la asignatura de música en el instituto.