Término acuñado y reconocido de la obra magna “El capital” del filósofo y economista alemán Karl Marx. La palabra alienación significa perdida de personalidad o de identidad, donde la razón se deteriora sin llegar a la locura, cuya etimología es adaptada por el autor a instancias del campo socioeconómico, en una coyuntura en la que el ser humano se separa de su razón e ideología para brindar un poder a posibles deidades o a ciertos factores, asimismo, se produce una enajenación en la persona, a la cual se le puede rendir un máximo tributo. En la obra de Marx se lo divide en cinco tipos:
– Religiosa. Proceso en el que el ser humano crea una religión y una deidad para explicar ciertos fenómenos.
– Filosófica. Momento en el que no se presenta la realidad tal como se es, porque esta es manipulada.
– Política. El ser humano brinda todo poder de organización a grupos especiales, en este caso el gobierno, el cual establece una administración de los recursos y ganancias generadas por el sistema tributario, existiendo con esta enajenación un dominio que con el paso del tiempo se ha salido de control.
– Social. El ser humano pierde todo sentido de igualdad y acepta una segregación social a partir de clases.
– Económica. Surge una separación del trabajo o fuerza con la que se produce contra el objeto creado, en este momento se reconoce la mercancía o producto, el cual aporta un valor en todas sus vertientes, tanto de utilidad, como de cambio.
Con la tipificación de la alienación se puede ver como se han formado las relaciones y la segregación social, cabe destacar que este proceso de deshumanización no es de carácter natural, sino es una consecuencia de la estructura que se ha establecido en el modo de producción capitalista.
El trabajo y la alienación
En este proceso de separación del racionamiento al pensamiento natural humano, se utiliza y se considera a la mano de obra como una mercancía más, la cual se compra bajo un precio establecido con una cantidad de dinero que se conoce como salario, mercancía considerada propiedad privada y parte fundamental del proceso de producción, donde el dueño es el patrón y propietario de los medios de producción; al momento de considerar la mano de obra como un producto es que también tiene la cualidad de poder ser vendida, por tal manipulación al antojo del capitalista, el autor califica la acció como una explotación, prevaleciendo una situación de desigualdad notoria, donde la fuerza de trabajo o el trabajador que crea la mercancía en un mismo procedimiento creativo y funcional.
Se desprende de ella para que después tenga que comprarla con el salario obtenido por crearla, resultando en una paradoja en donde el trabajador es quien se lleva la peor parte. En el proceso surge la alineación y perdida de raciocinio donde se permite al explotador manipular la mercancía final del proceso y la fuerza de trabajo.
El esfuerzo del trabajador es entregado al capitalista, este tiene un pensamiento de que debe ser así, por ello, el trabajo ya no es visto como una satisfacción, sino como un factor desgastante para conseguir dinero y comprar mercancías, por lo que en sus tiempos libres las personas realizan otras actividades que les ayudan a sentir felicidad.
De esta manera es que toda esta alienación ha generado un funcionamiento social e ideológico que se ha transmitido de generación en generación, jugando con supuestos de la realidad y aprobando las acciones de desigualdad que se cometen en las altas esferas por los dueños de los medios de producción. Con esta impuesta falsa concepción ideológica se han establecido claramente dos grupos: los trabajadores que generan la riqueza y los que se apropian de ella.
Las alienaciones de la mercancía
La propiedad de la mercancía cambia cada que se paga una suma monetaria por ella, esto significa que esta tiene diferentes momentos con su valor de utilidad, satisface distintas necesidades mientras se manipula, ahora con las economías circulares, las mercancías no terminan un ciclo de utilidad, estas se reutilizan y aportan ganancias a muchos intermediarios, inclusive hay personas que inician negocios con el manejo del desperdicio, de tal manera es que en todo momento no hay un propietario preciso a dicho elemento, siempre está latente una separación a pesar de todo el trabajo que se imprime en su transformación.
Por tal motivo es que colectivamente se le llega a desvalorizar, se le concede una cualidad de objeto de necesidad absoluta sin que esta sea necesaria, se pierde la conciencia sobre la importancia de cubrir necesidades esenciales y se intenta comprar un ideal, un estrato o posición social por ejemplo, no solo de desvaloriza a la mercancía, sino también a muchas otras cuestiones que son determinantes para la existencia, pero de vital importancia para el proceso de producción y la generación de riqueza, el medio ambiente por ejemplo, se explotan los recursos sin consideración alguna a poderlos perder para siempre.