- 22/05/1930
- 1949
- 1952
- 1953-1955
- 1956
- 29/05/1969
- 14/05/1971
- 1973
- 05/11/1975
Nació en la ciudad cordobesa de Coronel Moldes, departamento de Río Cuarto.
Se crió en el campo, en el seno de una familia de inmigrantes, procedentes de la región de Piamonte, Italia.
Si bien en sus primeros años se mostró como un niño retraído, con el tiempo, lo fue superando, a fuerza de lectura y voluntad.
En la escuela secundaria demostró su condición de líder al presidir el centro de estudiantes, inclusive, dio muestras de su espíritu combativo cuando en el discurso de cierre del ciclo lectivo cuestionó duramente el funcionamiento de la institución, negándose a recibir el diploma de manos del director, y en medio de una ovación cerrada de parte de sus compañeros. Sin dudas, nacía un líder sindical…
Se inscribió en la Universidad Tecnológica de Córdoba para estudiar la carrera de electrotécnico.
En esta etapa cultiva aún más su pasión por la lectura y comenzó a leer con predilección a autores marxistas, especialmente la temática que abordaba la explotación de la clase obrera.
A la par de sus estudios comenzó a trabajar en la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC), la empresa estatal de energía, encargada de distribuir, transportar y generar la energía eléctrica en la provincia.
Ingresó como ayudante electricista, en la sección de baterías, en el taller de electromecánica. Inmediatamente, se integró a las huestes del sindicato de luz y fuerza de Córdoba. La Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (FATLYF) nuclea justamente a todos los sindicatos del área eléctrica de la Argentina.
Su compromiso y facilidad oratoria lo colocaron rápidamente en un primer plano dentro del gremio y fue elegido, primero, subdelegado, con tan solo 19 años, y luego, al año, delegado.
Fue escogido como secretario del cuerpo de delegados.
Integró el Consejo Directivo y fue el más votado para acceder al cargo del secretariado nacional de la (FATLYF).
Fue arrestado por la dictadura encabezada por el general Aramburu, la cual especialmente avanzó con persecuciones y detenciones contra los líderes sindicales.
Estalló el Cordobazo, una revolución popular, acaecida en la ciudad de Córdoba, liderada por Tosco, y por los secretarios generales Elpidio Torres y Atilio López, SMATA (mecánicos) y UTA (transporte), respectivamente, todos ellos encolumnados detrás de la Confederación General del Trabajo (CGT).
Fue una reacción del pueblo a la dictadura del general Onganía de la cual participaron, eminentemente, obreros y estudiantes.
El Cordobazo marcó un antes y un después en la historia argentina, no solamente por las implicancias que el evento desató en materia social: obreros y estudiantes saliendo masivamente a las calles, unidos, a pelear por sus derechos, sino también en lo político marcó el comienzo del fin del gobierno de Onganía.
Estuvo detenido junto a su compañero Raimundo Ongaro en el Penal de Villa Devoto, hasta el 7 de enero del año 1972.
Defendió la actividad gremial independiente que encabezó en Córdoba y la distinguió de la del resto del país argumentando que su singularidad y valor es que no estaban enrolados partidariamente, aunque sí disponían de una sólida política de unidad combativa dentro del movimiento.
Para él el movimiento obrero no implicaba solamente un espacio de reivindicación económico social para el sector al que pertenecía, sino que debía erigirse como un puente político, y en sintonía con el resto de los sectores populares, debía aunar fuerzas para la liberación social.
El movimiento obrero, tenía según él, la responsabilidad de reivindicar los derechos políticos, económicos, sociales y culturales de los trabajadores y despejar el terreno para que el poder sea ejercido por el pueblo.
Luego de dejar la cárcel, Tosco, anunció su alineamiento con la izquierda peronista, no así con el sector de derecha encabezado por José Ignacio Rucci.
Tras el triunfo del peronismo, comenzó a ser perseguido y al año decidió pasar a la clandestinidad; su gremio ya había sido intervenido como paso previo.
Murió a temprana edad, a los 45 años. El gringo, como lo apodaban, falleció de encefalitis bacteriana.
La enfermedad se le había declarado en septiembre de ese año, sin embargo, su clandestinidad le impidió ser atendido conforme.
A pesar de las amenazas de violencia que existieron por parte de la Triple A contra quienes participasen de su entierro y velatorio, el mismo se realizó tal lo planeado, y ante unas 20 mil personas a las que no les importaron los riesgos; querían despedir a su líder con honores. Hubo una balacera que no terminó en hechos trágicos.