Abstracto viene del verbo latino abstrahere, que quiere decir separar algo o extraer. Lo abstracto es, por lo general, aquello que se opone a lo concreto.
Una de las acepciones de abstracto es aquella que alude al pensamiento humano, el cual es abstracto porque de las cosas que observamos podemos extraer unos rasgos generales y obtenemos ideas. Las ideas (de belleza, bondad, amor, deseo, etc) son conceptos que no observamos en ninguna parte, pero que somos capaces de deducir a través de un proceso de abstracción.
La dimensión abstracta de la razón es un tema que ha impregnado el pensamiento filosófico occidental desde sus orígenes. Los filósofos han reflexionado sobre la idea de aquello que es abstracto. No hay que olvidar que la filosofía surgió como superación del pensamiento mítico, que se basaba en la simple observación de los fenómenos de la naturaleza, que eran atribuidos a fuerzas espirituales o a la voluntad de los dioses.
Para Platón, la abstracción es lo que crea nuestra ideas, los conceptos que se refieren a la realidad de una manera genérica y formal. Otros pensadores hablaron del concepto de universal. Este tipo de visión conceptual se aplicó igualmente al pensamiento científico, el cual también maneja conceptos abstractos: velocidad, energía, fuerza, aceleración y otros muchos. La matemática es un conocimiento puramente abstracto, puesto que sus principios o axiomas son producto de la razón humana.
La filosofía y la ciencia no son las únicas disciplinas en las que se habla de lo abstracto. En el arte, hay una corriente creativa, el arte abstracto. Surgió a principios del siglo XX como oposición al arte figurativo, que pretendía imitar y reproducir la naturaleza. El arte abstracto reproduce en una obra (por ejemplo, en pintura) las formas esenciales de la realidad. Otras manifestaciones artísticas también han expresado formas abstractas. Se caracterizan por desvincularse de la observación de las cosas tal y como son, pues se busca crear un mundo de conceptos independientes de la experiencia.
Si bien la abstracción es un rasgo genuino de la mente humana, los niños no poseen este tipo de pensamiento. Ellos observan, tocan y sus ideas se refieren a cosas concretas que suceden a su alrededor. La psicología evolutiva ha estudiado las diferencias entre el pensamiento concreto del niño y el pensamiento abstracto del adulto. Se estima que sobre los 12 años los niños ya pueden desenvolverse con ideas independientes de la experiencia concreta y empiezan a desarrollar una comprensión abstracta del mundo.
En el lenguaje cotidiano está muy presente el concepto de abstracto. De hecho, decimos que estamos abstraídos, es decir, nos encontramos mentalmente al margen de la situación concreta que vivimos.