Valaquia supo ser un principado rumano de relevancia durante la baja Edad Media y que sobrevivió hasta mediados del siglo XIX aproximadamente.
En tanto, Valaquia, se haría especialmente célebre por uno de los gobernantes que la reinó allá por el siglo XV, Vlad III o mejor conocido como Vlad Tepes, el empalador.
El apodo de empalador lo lograría de una de las prácticas más cruentas que perpetró y que caracterizaron su gobierno, ciertamente de terror, el llamado empalamiento.
Vlad no soportaba a traidores, enemigos de su tierra, a quienes practicaban el adulterio, a los que robaban, mentían, independientemente del cargo que ocupasen, aún más, si quienes llevaban a cabo alguna de estas acciones tan condenables a su juicio tampoco temblaba a la hora de decidir su empalamiento también.
Básicamente, el empalamiento era una práctica de tortura que consistía en introducir un larguísimo palo a través del recto de la víctima, luego se lo fijaba con un clavo y levantaba para que la misma agonizase muy lentamente. Es decir, esa era la función primordial, hacer sufrir el máximo posible a quien había cometido algún ilícito o falta grave y que por supuesto Vlad no podía perdonar.
Miles y miles de personas de su principado y de su tiempo que osaron enfrentarlo de alguna manera a él y a la autoridad que representaba murieron a través de esa cruentísima práctica. Especialmente los boyardos a quienes más odiaba Tepes porque los hacía responsables de las tempranas muertes de su padre y de su hermano.
Otra cuestión imposible de soslayar al abordar a este personaje y que también ha sumado considerablemente a su fama mundial es que el popular autor irlandés Bran Stoker se inspiró en Vlad a la hora de crear a su famosísimo personaje del Conde Drácula. Como sabemos, Drácula, era un vampiro de temer que atacaba a sus víctimas mordiéndolas en los cuellos y de este modo las hacía formar parte de su séquito de vampiros.
Vlad falleció a la temprana edad de 45 años, en 1476, en medio de uno de los tantos enfrentamientos que había encabezado contra el avance turco en su territorio.
Vale mencionarse que a pesar de esta acción que para nosotros constituye una tremenda y directa afrenta contra el derecho humano básico de un individuo, Vlad Tepes, está considerado al día de hoy como uno de los máximos héroes nacionales de su patria Rumania.