Una de las posibilidades de esparcimiento más comunes en los últimos tiempos es aquella que tiene que ver con dejar temporariamente el lugar donde uno reside para conocer otros espacios de mayor o menor lejanía. Viajar es hoy en día considerado como un elemento más de consumo, es decir que quien posee la oportunidad de hacerlo también está consumiendo y accediendo a servicios y beneficios que pueden enriquecer la vida del mismo modo (o mejor incluso) que los bienes materiales.
El turismo mundial como un fenómeno claramente reciente
Hoy en día, es común pensar al turismo como una forma corriente y cotidiana de invertir los ahorros o la capacidad económica de una persona, una pareja o una familia. Esto es así ya que existen numerosas posibilidades de transporte como también infinitas opciones de disfrute en todas partes del mundo, desde visitas históricas, de entretenimiento, relax o simplemente de conocimiento del lugar al que se viaja.
En este sentido, el viajar es claramente una forma más en la que en la actualidad se invierte el dinero debido a que muchas veces implica entrar en contacto con realidades nuevas, conocer lugares famosos mundialmente, aprender de nuevas culturas, etc. Mientras algunas personas eligen consumir bienes materiales, otras eligen destinar su dinero en viajes en los que la riqueza pasa por un lugar más cultural y de intercambio con otras sociedades. Esto es un fenómeno reciente, que parte en modo masivo desde que se consolida la globalización como opción de intercambio e interconexión entre los países de todo el planeta. Atendiendo esta realidad, aparecen numerosas empresas de transporte que brindan a los pasajeros posibilidades infinitas.
El viajar como un acto de consumo exagerado
Del mismo modo que ocurre con el consumo de bienes materiales, que muchas veces y muy fácilmente puede convertirse en una demanda constante e innecesaria de bienes de todo tipo, algo similar ocurre con el acto de viajar. Decimos esto porque hoy en día, debido a las facilidades que se brindan para acceder a viajes de larga o corta distancia, se forman núcleos turísticos en diferentes lugares del mundo que no siempre respetan la naturaleza y los recursos del lugar sino que significan una transformación profunda de la fisonomía tanto del ecosistema como de las poblaciones locales que allí habitan.
Esto es por ejemplo muy común en zonas rurales donde todavía se encuentran comunidades aborígenes que deben dejar paso a proyectos turísticos de gran porte como hoteles lujosos o complejos turísticos de enorme tamaño y que implican una destrucción irreparable del medio y de su estilo de vida.
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