El valor fiscal del inmueble es el valor mediante el cual es estado registra a un determinado edificio con la finalidad de cobrar impuestos por su posesión. Se contrapone al valor del mercado del inmueble, que es el valor que los oferentes y demandantes asignan a una unidad de estas características en una economía de mercado. El valor del inmueble suele ser fijo, tan solo variable a partir de actualizaciones que se efectúan cada cierto tiempo; por el contrario, el valor del inmueble en términos de mercado suele fluctuar dependiendo de crisis o etapas de expansión de la economía. A pesar de que existe una relación entra ambas variables, también pueden existir brechas significativas, siendo por lo general más alto el valor de mercado.
El estado, para financiarse, recurre al cobro de impuestos como una de sus principales herramientas. No obstante, para que exista un cobro de impuestos debe existir un fenómeno pasible de disparar el mismo, aplicando una tasa específica. Dicho fenómeno suele recibir el nombre de hecho imponible, un suceso que habilita al estado para recaudar impuestos de un agente. Por otro lado, se estima que uno de los criterios fundamentales que deben guiar a la actuación tributaria es la existencia de capacidad contributiva, es decir, la capacidad de poder pagar impuestos. En el caso de la posesión de un inmueble, esta característica da cuenta de una cierta capacidad contributiva y puede servir como hecho imponible. Así, por ejemplo, son varios los países que gravan los bienes personales a partir de un determinado valor, hecho que hace de la posesión de un inmueble un factor esencial.
Dada las circunstancias expresadas, se hace necesario para el estado tener un registro de un valor inmobiliario que sirva como referencia a la hora de cobrar impuestos a los distintos ciudadanos. Dado que el valor de mercado suele fluctuar, lo más apropiado es el establecimiento de un valor relativamente fijo que sirva de referencia para este tipo de menesteres, valor que guarda cierta relación con el del mercado. El valor fiscal del inmueble, así, es una manera que el estado tiene de considerar las propiedades inmuebles de sus ciudadanos, un valor que se utilizará a la hora de evaluar los montos que estos tienen que pagar en concepto de obligaciones tributarias. Para determinarlo se suele evaluar condiciones tales como la edificación, el valor del terreno, la ubicación, etc.; por el contrario, el valor de mercado se establece en función de la oferta y la demanda.