Se denomina unánime a un tipo de situación que se considera aceptada por todos y que carece de lugar para la controversia. Así, el término unánime remite a la noción de algo que es compartido por todo el mundo y sobre la que es difícil establecer dudas. El concepto se aplica generalmente a situaciones en las que se establecen decisiones colectivas en donde el consenso puede jugar un rol de relevancia. En los deportes, la expresión se usa con frecuencia, sobre todo cuando existen distintos jueces que deben fallar sobre un tema. También puede aludirse a una decisión unánime en el contexto de un fallo judicial o de la sanción de una ley. Como vemos, todos estos escenarios implican varias personas tomando decisiones sobre un tema específico, decisiones que se fundamentan en un criterio especial.
Existen diversas circunstancias que requieren de la votación de un conjunto de personas. Es este tipo de situaciones, la decisión mayoritaria es la que suele tomarse como la válida. Cuando todos los integrantes del conjunto de esta votación tienen la misma perspectiva se dice que se ha llegado a una situación de unanimidad. Esto significa que el consenso acerca de la situación específica es absoluto y carente de fisuras.
Un ejemplo al respecto puede ofrecerlo el boxeo. En efecto, en los diversos asaltos en los cuales los contendientes intercambian golpes, tres jueces van anotando puntos, calificando con estos una victoria o derrota según corresponda por asalto. Al final del combate se hace un recuento de las puntuaciones de los tres jueces. Si existe discrepancia entre ellos, dando al menos uno un resultado distinto de los demás en lo que respecta al ganador, se dice que el fallo es dividido; caso contrario, si todos están de acuerdo en la forma en que se desarrolló el certamen, se dice que el fallo es unánime.
En el caso de la votación de una ley, la unanimidad es mucho más difícil de lograr. En efecto, existen demasiadas personas intervinientes como para que exista un consenso amplio en lo que respecta a un tema específico. No obstante, la situación puede existir y sería por un tópico por demás justo y de interés público.
El hecho de que un tipo de opinión o juicio sea aceptado de forma unánime es en la mayoría de los contextos una anomalía. Es menester por lo tanto prepararse para situaciones de opinión dividida y de discrepancia en cualquier tipo de circunstancia donde el debate sea el medio habitual de resolución de conflictos.