En la mitología griega nos encontramos con un vasto universo de dioses y de diosas que han sabido regir y cuidar algunos aspectos y elementos naturales de aquellos tiempos, en tanto, en lo que respecta a las profundidades del mar, quien aparecía para hacer llegar los mensajes o para conocer que sucedía allí era Tritón, deidad de las profundidades de las aguas.
Esa presencia y poder sobre las aguas, Tritón, lo heredó directamente de sus progenitores: Poseidón, dios del mar y uno de los dioses más importantes del Olimpo griego y por otra parte de su mamá, Anfítrite, quien era considerada la diosa del mar tranquilo.
Las representaciones gráficas de este dios coinciden en mostrarlo con un torso humano pero su cola y extremidades imitan a las colas de pez sirena. Tal como su padre llevaba un tridente entre sus manos, considerada un arma de pesca por excelencia y por ende necesaria a instancias del mar, pero sin dudas el elemento más característico de su figura y función era una caracola a la cual hacía sonar cual trompeta cuando era necesario aquietar o elevar las aguas del mar que tanto conocía.
Su vida básicamente transcurría en las profundidades del mar, donde habitaba junto a sus padres.
Como sabemos, la mitología romana adaptó las historias de los dioses griegos y muchas de sus leyendas a su propia mitología y por ello es que cada dios griego ha tenido su equivalente en la mitología latina.
En el caso de Poseidón, padre de Tritón, su símil latino es Neptuno y por esto es que a uno de los satélites de Neptuno se lo decidió denominar como Tritón. Es la luna más grande de Neptuno y su característica primordial es que orbita en sentido contrario al de nuestro planeta.
De nuestra tierra se halla a 4.500 kilómetros de distancia y el frío es otra de sus señales distintivas.
Arte por H.W..