Las cuestiones entrañables e importantes para los seres humanos, ya sean estas físicas y visibles, o simbólicas, tenían una incidencia especial en el desarrollo de las leyendas y los mitos de culturas ancestrales.
El amor, por ejemplo, ese sentimiento que implica el gran afecto y cariño que se le tiene a una persona, animal u objeto, no podía ni quedó al margen de las mencionadas historias, muy por el contrario, supo ocupar un rol destacado como el que sigue ocupando en la vida de las personas hoy día.
Diosa griega del amor, la belleza y la reproducción
En tanto, en la mitología griega, de las más famosas y reconocidas en el mundo por cierto, el amor, supo ocupar un lugar central y fue representado a través de una de las diosas más importantes del Olimpo, Afrodita.
Para la antigua civilización griega, Afrodita, era la diosa del amor, de la belleza, de la lujuria, la reproducción y la sexualidad; si bien en la cultura moderna popular ha querido reducir y limitar el alcance de Afrodita únicamente al amor, para los griegos, como bien señalamos líneas arriba, Afrodita, era algo más, y el amor no se circunscribía al amor romántico, sino a la atracción física y sexual.
Podemos sentir amor por muchas personas, cosas, etc., aunque, es más común que cuando se habla de amor se esté haciendo referencia a aquel sentimiento de enorme aprecio que se tiene por una pareja, por aquel del cual se está enamorado, y que además nos despierta la pasión y la necesidad de encontrarnos íntimamente con esa persona.
Especialmente esto representaba Afrodita para los griegos…
Por otro lado, Afrodita, supo ostentar un papel destacado en lo inherente a la reproducción sexual, es decir, al proceso a partir del cual es posible dar origen a un nuevo organismo vivo y que implica para su consecución la unión sexual de dos organismos que forman parte de la misma especie.
Orígenes y una belleza irresistible
Afrodita surgió de la espuma del mar cerca de Pafos, Chipre, luego que Crono (el más joven de la generación de titanes) cortase durante la guerra de titanes o titanomaquia, los testículos de Urano (Dios del cielo) y los arrojase al mar; de una blanca espuma, en medio de ella emergió una doncella ya adulta, por tanto, Afrodita no tuvo infancia ya que directamente nació adulta.
Como consecuencia de la enorme belleza de la que era dueña y por ese halo deseable que transmitía, Zeus, temiendo disputas entre los dioses por tenerla, la casó de inmediato con Hefesto, el dios del fuego y la fragua.
Si bien Hefesto fue sumamente feliz casándose con ella, Afrodita, jamás lo sería y a pesar de las joyas y los regalos que éste le hacía, buscaría en varias oportunidades la compañía de otros hombres, entre ellos Ares (el dios olímpico de la guerra) y Adonis.
Culto
La popularidad de Afrodita en Grecia llegó a ser tal que tuvo sus propios festivales conocidos como Afrodisias, que si bien eran festividades celebradas en casi todo el territorio griego, las de Corinto y Atenas eran las más populares.
Por ejemplo, en la cima de Acrocorinto yacía el templo de Afrodita y entonces allí las relaciones sexuales con las sacerdotisas eran una metodología tradicional de adoración de la diosa.
Fue bastante común la veneración de esta diosa a partir de la práctica de la prostitución religiosa en aquellos recintos reconocidos como sus santuarios y templos. Otro centro destacado en el cual se adoró a esta particular diosa estaba ubicado justamente en Pafos, su lugar de nacimiento.
Las palomas, los delfines, el mar, las vieiras, las perlas, las almejas y los árboles de manzana, de granada, de lima, de rosa y de mirto son algunas de las cosas que normalmente se asocian con Afrodita.
Cabe destacar, que en el siglo V A. C. los filósofos decidieron hacer de Afrodita dos diosas distintas a partir de las especulaciones sobre su origen, por un lado, la Afrodita Urania y por otro la Afrodita Pandemos. La primera era la nacida de la espuma tras la castración de Crono a Urano y estaba relacionada con el amor del cuerpo y del alma y la segunda sería la Afrodita del pueblo, nacida de Zeus y de Dione y que se vinculaba con el amor físico.
Iconografía
A la iconografía le gustaba representar a Afrodita con una imagen bella y suntuosa y por caso es que suele aparecer en diversas imágenes, coronada, y con vestidos de lujo. Esto ocurrió mayormente hasta el siglo VII A.C., luego, a partir del siglo IV comienza a aparecer directamente desnuda y en diferentes posiciones, todas ellas, llamativas, presuntamente como consecuencia de esa especial vinculación que tuvo en este tiempo con la atracción de tipo sexual.
Venus, equivalente romano
El equivalente romano de Afrodita fue Venus, también asociada como su colega griega al amor, lo bello y por supuesto la reproducción o fertilidad.
Dada la relevancia que se le otorgó por lo que representaba es que gozó de un extendido culto, que incluyó celebraciones en su nombre y muchos dirigentes y emperadores la erigieron en su protectora.
Imagen por One.