Las cifras del empleo informal que se conocen en la actualidad en numerosos países, como México, Argentina o Colombia, con énfasis en la región de América Latina, han sido una ecuación de esperanza ante la grave crisis que ha dejado la contingencia de salud en el mundo, pero también se habla de una alta controversia; este tipo de empleo no está registrado de manera legal para las autoridades fiscales, por lo que no contribuyen directamente al erario público, siendo millones de ingresos que se quedan fuera del estado para la distribución a obras y, por supuesto, a financiamientos y pagos de deudas. El empleo informal, también, es un reflejo de la alta tasa de desempleo, reflejando una baja sanidad en la producción. Cuando existe desempleo no hay ingresos para las familias, baja el consumo, los créditos, ahorros y con esto el nivel de producción, ya que no hay demanda, causando un grave problema para la estabilidad y el desarrollo.
El desempleo ha generado que las personas migren a otras alternativas de crecimiento profesional, algunos se autoemplean ya sea como vendedores o como ofertantes de sus servicios profesionales de manera libre (este tipo de empleo se conoce como freelance) de esta manera han obtenido mantenerse «a flote», siendo ahora una opción viable no solo para que estos sobrevivan, sino para que el país también pueda seguir adelante.
Es inconcebible imaginar un país sin trabajo informal, en especial en Latinoamérica, donde gracias al comercio no registrado se han visto beneficiados millones de personas por la venta de gran cantidad de productos provenientes de países como China y otras zonas de Asia a muy bajos costos. Estas familias generan sus actividades comerciales en mercados sobre ruedas, en la calle o en lugares establecidos como sus casas, siendo esta forma una de las más recurrentes maneras de emplearse en países como México, Argentina, Brasil y Colombia, países que tienen los más significativos mercados rodantes en Latinoamérica. Es digno mencionar que la calidad de los productos es baja y su durabilidad es efímera, empero, han encontrado un mercado que se adapta a los salarios bajos de gran parte de la población mundial.
La informalidad como aportadora de empleo
La pandemia ha ocasionado múltiples cambios políticos, sociales, educativos, de salud y económicos. Un factor que se ha visto afectado en gran medida es el empleo, sin embargo, las variables se han ido acomodando de una extraña manera, la informalidad ha cobijado a la fuerza de trabajo que se encaminaba al desempleo, ofreciendo una vía alternativa. Datos de la Organización Internacional del Trabajo afirman que existen alrededor de 2.000 millones de trabajadores bajo el rubro de la informalidad hasta el día de hoy, cifra que fue aumentado con el paso del tiempo; dicho estudio afirma también que el 93% de este tipo de empleo se da en naciones emergentes. En datos del desempleo mundial, tan solo en el tercer trimestre del 2021, España y Grecia tienen una tasa mayor a todo el mundo, del 14.6% por arriba de Brasil y México, lo que muestra un bajo desempleo, generado gracias a la informalidad.
Tan solo en México, de las 1.3 millones de personas que se han sumado en este año a una actividad laboral, el 98% lo hizo al sector informal. Este dato se dio a conocer en recientes fechas en el reporte de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, por lo que un problema que ha sido un lastre por años, ahora es una herramienta positiva para reactivar la economía, aportando los salarios para el crecimiento del poder adquisitivo, y forjar cierta estabilidad.
Un mal necesario
La informalidad es sin lugar a dudas la herramienta alternativa a la pobreza y el desempleo, sin embargo no deja de ser un riesgo para el trabajador, no se cuenta con las prestaciones que todo empleado formal llega a tener, como aguinaldo, seguridad social, vacaciones pagas, entre otras. Este fenómeno se da en todo sector, como industrial, agrícola, los servicios e inclusive en el público, algunas dependencias contratan profesionistas o consultorías independientes que no tienen un registro.
Dentro de las principales actividades informales destacan el trabajo doméstico, los choferes, mecánicos, carpinteros, albañiles y una gran cantidad de oficios y tareas en las que se refugian las comunidades y personas más vulnerables a la pobreza, con una precaria educación y migrantes sin documentos legales en ciertos países.
Sin este empleo informal, millones de personas no podrían vivir, los índices delictivos aumentarían considerablemente, además de que cientos de empresas o negocios irían a la quiebra con tan solo el hecho de pasarse a la legalidad, con ello crear mayor desempleo por la falta de inversión, gran parte de los países han buscado exterminar con este fenómeno, pero ahora que ha sido elemental para la estabilidad laboral y financiera se lo tendrán que pensar mejor.