Definición
Es una teoría macroeconómica del mercado de dinero y fue propuesta por John Maynard Keynes en 1936, en su libro más famoso, titulado “Teoría general del empleo, el interés y el dinero”. La teoría de la preferencia por la liquidez establece que cualquier desequilibrio entre la oferta y la demanda de dinero se resuelve por un ajuste en la tasa de interés.
La base del argumento es la aplicación de la ley de oferta y demanda al mercado de dinero, tomando como “precio del dinero” a la tasa de interés. En consecuencia, cuando la demanda de dinero supera a la oferta de dinero, la tasa de interés aumentará hasta que la oferta y la demanda se igualen nuevamente; mientras que, cuando la demanda de dinero es inferior a la oferta monetaria surgen presiones a la baja de la tasa de interés, la cual se reducirá hasta que la oferta y la demanda de dinero coincidan nuevamente, dando lugar a un nuevo equilibrio.
A continuación desarrollaremos la teoría de la preferencia por la liquidez, explicando primero la oferta de dinero, luego la demanda de dinero, y finalmente, el equilibrio en el mercado monetario y como este puede verse modificado por decisiones de política monetaria de los bancos centrales.
La oferta de dinero
La oferta de dinero de una economía es la suma de la base monetaria y de los préstamos de los bancos comerciales. La base monetaria se corresponde con la emisión de dinero por parte del banco central, lo que también se denomina creación primaria de dinero; mientras que, la creación secundaria de dinero refiere al otorgamiento de préstamos por parte de los bancos comerciales, ya que cuando estos financian a las empresas y a los hogares, amplían la cantidad de dinero disponible en la economía.
Los bancos centrales son las entidades encargadas de controlar la cantidad de dinero de una economía, y para ello, utilizan instrumentos como las operaciones de mercado abierto; la tasa de descuento –la tasa de interés a la que los bancos comerciales pueden pedir préstamos al banco central –; y la política de encajes.
Las operaciones de mercado abierto consisten, principalmente, en la compra o venta de bonos del gobierno por parte del banco central, afectando el nivel de la base monetaria. De esta forma, las autoridades monetarias pueden reducir la base monetaria efectuando ventas de bonos gubernamentales, ya que a cambio de dichos títulos, el banco central recibe dinero, y en consecuencia, deja de circular en la economía. Por el contrario, la base monetaria aumenta, cuando la autoridad monetaria compra bonos del gobierno que están en manos de inversores, recibiendo los títulos y entregando dinero, que se inyecta a la masa monetaria disponible en la economía.
Las modificaciones de la tasa de descuento permiten a los bancos centrales reducir o aumentar la cantidad de dinero que disponen los bancos comerciales para prestar. Por ejemplo, una disminución de la tasa de descuento cobrada a los bancos comerciales, abarata el costo de fondeo de estas instituciones y genera un incentivo para realizar préstamos a las empresas y a los hogares, con el consecuente incremento de la cantidad de dinero –por mayor creación secundaria de dinero. En cambio, cuando el banco central aumenta la tasa de descuento encarece el costo de fondeo de los bancos, desincentivándolos a otorgar préstamos, provocando un descenso en la oferta monetaria.
Mediante la política de encaje o reservas bancarias reglamentarias, el banco central puede regular la cantidad de dinero creada en forma secundaria por los bancos comerciales. Los encajes bancarios, son aquella proporción de los depósitos recibidos por las instituciones financieras que, por normas del banco central, deben permanecer en resguardo para responder a la demanda de retiro de depósitos del público. Por esta razón, cuando el banco central aumenta los requerimientos de encaje bancario, obliga a que los bancos comerciales tengan menos fondos disponibles para efectuar préstamos, lo cual reduce la oferta de dinero; por el contrario, al reducir los requisitos de encaje, el banco central promueve la creación secundaria de dinero, al permitir que los bancos comerciales cuenten con un mayor volumen de fondos para prestar, y esto conduce a una mayor cantidad de dinero circulando en la economía.
De lo anterior surge que, el banco central cuenta con diferentes instrumentos para controlar la cantidad de dinero de la economía. Por lo tanto, se puede asumir razonablemente que, una vez que la autoridad monetaria elige la cantidad de dinero considerada adecuada, puede fijarla en el nivel que desee, sin interferencia de otras variables, y en particular, con prescindencia de lo que ocurra con la tasa de interés. En consecuencia, la oferta de dinero puede considerarse una variable independiente de la tasa de interés, controlada por el banco central, quien ajusta la cantidad de dinero de forma exógena, atendiendo solo a sus objetivos de política monetaria.
La demanda de dinero
Keynes llamó a la demanda de dinero como preferencia por la liquidez y distinguió tres motivos por los cuales los individuos desean mantener su riqueza en forma de dinero.
El primer motivo por el cual los agentes económicos demandan dinero es para adquirir bienes y servicios, por lo cual, se denomina “motivo transacción” y se vincula directamente con la función del dinero como medio de cambio en las operaciones de compraventa entre los agentes económicos.
La segunda razón por la cual los individuos demandan dinero es el “motivo precaución”, lo cual se relaciona con la reserva de dinero para hacer frente a gastos u oportunidades de inversión imprevistos. La diferencia entre el “motivo precaución” y el “motivo transacción”, es que este último refiere a la demanda de dinero para realizar las transacciones normales o esperadas, mientras que, la demanda por motivo precaución apunta a los pagos de transacciones anormales o no esperadas.
La tercera causa por la cual los agentes demandan dinero es el “motivo especulación”, el que se relaciona con la preferencia por mantener dinero en efectivo, en lugar de mantenerlo invertirlo en instrumentos financieros que ofrezcan un interés, por ejemplo, un bono del gobierno. Keynes desarrolló gran parte de su pensamiento económico en el contexto de la Gran Depresión de los años 30´, período marcado por episodios de grandes caídas en el valor de los activos financieros, que generaron importantes pérdidas para los inversores. Como en buena medida, todo pensador es hijo de su tiempo, desde la perspectiva de Keynes era posible que, en algunos casos resultara preferible mantener el dinero en efectivo ocioso –sin generar interés – que invertirlo en un activo financiero, expuesto a los vaivenes del mercado y con el riesgo de reportar grandes pérdidas. Por otra parte, la disponibilidad de dinero en efectivo en los momentos de grandes caídas de los precios de los bonos, generaba oportunidades para comprar dichos activos financieros a bajo precio, a la espera de una recuperación de las cotizaciones en el mercado.
Los tres motivos señalados anteriormente, muestran las razones por las cuales los agentes económicos desean mantener dinero en efectivo, es decir, porqué demandan dinero, porqué tienen una preferencia por la liquidez que se refleja en la curva de demanda de dinero de la economía.
Ahora bien, un aspecto clave para la teoría de la preferencia por la liquidez, es la relación entre la demanda de dinero y la tasa de interés. Recordemos que, esta teoría es una aplicación de las leyes de la oferta y la demanda al mercado de dinero, donde la tasa de interés se considera como el “precio del dinero”, porque no es otra cosa que el costo de oportunidad de mantener dinero. Esto se debe a que, cuando un individuo decide mantener parte de su riqueza en forma de dinero en efectivo, está renunciando al interés que podría obtener si invirtiera ese dinero en un activo financiero o en un depósito bancario a plazo fijo, por tomar algunos ejemplos.
En suma, partiendo de la base, de que la tasa de interés puede asimilarse al “precio” del dinero, cuanto mayor sea la tasa de interés, “más caro” será el dinero –mayor será el costo de oportunidad de mantener dinero – y menor será la cantidad demandada de dinero. Por el mismo mecanismo, cuanto más baja sea la tasa de interés, “más barato” se vuelve mantener efectivo, por lo que, la demanda de dinero será mayor. En conclusión, la relación entre la demanda de dinero y la tasa de interés es negativa, esto es, a mayor tasa de interés, menor demanda de dinero y viceversa.
Equilibrio en el mercado de dinero
La oferta de dinero y la demanda de dinero determinan el mercado monetario, mientras que, el equilibrio del mismo ocurre, como en cualquier mercado, cuando la oferta y la demanda se igualan.
El equilibrio del mercado monetario se representa gráficamente como la intersección de las curvas de oferta y de demanda de dinero, en el plano dado por la cantidad de dinero (eje horizontal) y la tasa de interés (eje vertical), y como consecuencia se obtienen una cantidad de dinero (M) y una tasa de interés de equilibrio (r). La oferta de dinero es una recta vertical, reflejando que la cantidad de dinero de la economía es fijada exógenamente por el banco central, con independencia de la tasa de interés; en tanto que, la demanda de dinero es una curva con pendiente negativa, ya que a mayores tasas de interés –mayor costo de oportunidad de mantener dinero ocioso – menor es la cantidad de dinero demandada por los agentes económicos.
Según la teoría de la preferencia por la liquidez, ante cualquier desequilibrio entre oferta y demanda de dinero, la variable de ajuste que permitirá retornar al equilibrio será la tasa de interés. Por ejemplo, supongamos que preocupadas por el aumento de la inflación, las autoridades del banco central deciden reducir la cantidad de dinero que circula en la economía –por ejemplo, vendiendo bonos del gobierno a través de operaciones de mercado abierto. Esta medida provocaría, a nivel gráfico, un desplazamiento de la curva de oferta de dinero hacia la izquierda, y la nueva curva de oferta se ubicaría sobre una cantidad de dinero (M´) que sería menor al nivel que había antes de la decisión de política monetaria (M). En el siguiente gráfico se representan los efectos de esta reducción de la cantidad de dinero de la economía –asumiendo que la curva de demanda de dinero permanece sin cambios. Como se observa, una caída en la oferta de dinero de la economía provoca un aumento en la tasa de interés, ya que en el nuevo equilibrio –dado por la intersección entre la nueva oferta de dinero y la demanda de dinero – la nueva tasa de interés (r´) es superior a la tasa vigente antes de tomar la medida (r).
El ejemplo anterior es una aplicación de la teoría de la preferencia por la liquidez, donde el factor clave es que el desajuste entre la oferta y la demanda de dinero se corrige a través de un ajuste en la tasa de interés de la economía. Suponiendo que la curva de demanda de dinero no cambia, cuando el banco central reduce la oferta de dinero, aumentará la tasa de interés de la economía; mientras que, si la autoridad monetaria incrementa la cantidad de dinero, la tasa de interés se reducirá.
Las medidas de contracción monetaria, con la consecuente suba de la tasa de interés, suelen aplicarse cuando existen presiones inflacionarias y la economía se encuentra en crecimiento. Por el contrario, cuando la economía se encuentra en recesión, con desempleo creciente y baja inflación, los bancos centrales pueden, a través de una política monetaria expansiva, incrementar la cantidad de dinero y reducir así la tasa de interés, para impulsar la recuperación de los niveles de actividad económica y empleo de la economía, ya que la reducción de la tasa de interés promueve, por ejemplo, la ejecución de nuevos proyectos de inversión por parte de las empresas o un mayor nivel de consumo por parte de los hogares.
La teoría de la preferencia por la liquidez, si bien ya tiene más de ocho décadas, tiene plena vigencia y nos permite comprender ciertas medidas que adoptan los bancos centrales para el control de la inflación o para mitigar el desempleo.