La idea de tentativa tiene, inicialmente, una explicación sencilla: es la pretensión de conseguir un objetivo. En otras palabras, es el intento de ejecución de una acción.
Una acción es considerada como tentativa si cumple dos características: 1) se pretende realizar algo determinado y 2) en el proceso de desarrollo de la acción hay un elemento que puede fallar e impedir su correcta ejecución. Veamos esta idea con un sencillo ejemplo: si un comentarista deportivo afirma «el equipo visitante realizó varias tentativas de gol en el primer tiempo», se está señalando que no se consiguió el objetivo de marcar gol a pesar de pretenderlo. Normalmente la idea de tentativa está asociada a una acción sin éxito y, de hecho, es muy frecuente escuchar la expresión «tentativa fallida» en relación con un intento de conseguir algo que no llega a materializarse. Sin embargo, aunque es menos frecuente se podría hablar de una «tentativa acertada».
En el uso cotidiano de este término es muy habitual su empleo como sinónimo de intento. Si un atleta quiere superar un listón a una determinada altura se podría decir indistintamente «hizo dos tentativas» o «hizo dos intentos».
Tentativa de delito, un concepto jurídico complejo
En el derecho hay un principio relevante en relación con lo que es o no un delito: no se puede castigar el pensamiento. Esto quiere decir que para considerar una acción como tentativa de delito es necesario que haya una acción objetiva y evidente para valorarla como tentativa delictiva.
Hay casos en los que es evidente que la tentativa de un delito supone un delito en sí mismo; por ejemplo si alguien dispara a otra persona con la intención de matarle pero no apunta bien con su arma y falla en su objetivo. No obstante, no siempre es tan evidente el concepto de tentativa de un delito. Imaginemos que alguien pretende matar a otra persona disparándole flechas de juguete o a través de un medio con el cual no es posible conseguir su objetivo. En este tipo de circunstancias se habla de «tentativa inidónea».
En el derecho romano se explica el delito como un proceso (el íter criminis, que se podría traducir como el proceso hacia el crimen). Como norma general, se entiende que una tentativa es delictiva cuando dicha acción tiene como fin la ejecución directa de un delito. Como es lógico, desde un punto de vista penal la consumación de un delito conlleva una sanción mayor que la simple tentativa.
Lo relevante del concepto jurídico de tentativa es su dificultad a la hora de una correcta interpretación. No hay que olvidar que el término tentativa proviene del latín temptatus, que es la acción de tantear algo, lo cual ya expresa una dificultad que se podría expresar a modo de interrogante: ¿cuándo una tentativa de delito se puede considerar como un hecho punible?