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Definición de Surrealismo Literario orígenes, y autores

Francisco Javier Macías Mendoza
Lic. en Letras Españolas

Este movimiento artístico (como uno más dentro de lo que en la historia del arte se conoce como “ismos”) ha sido el más perdurable, el de mayor influencia y que abarcó a todo el arte. El primer artista que mencionó la palabra “surrealismo” fue Guillaume Apollinaire, quien en al año 1917 (en una de sus obras dramáticas, Las tetas de Tiresias, y en una carta que le envió a su poeta amigo Paul Dermée), mencionó que aquello que está más allá de la realidad, porque no le sirve ninguna otra forma de realidad para poder salir o expresarse, es entonces surrealismo.

Luego, en el año 1924 otro poeta, el francés André Bretón, retomó la palabra “surrealismo” para referirse a la literatura que no es reflejo de la realidad, que no tiene la intención de servir como mera fotografía de la sociedad, sino como una expresión de la consciencia del artista, de su otro interior, alejado de los sentidos, pero cercano a sus percepciones derivadas de su introspección, incluso de sus sueños. Esta explicación sobre el surrealismo, está muy influenciada por las investigaciones de Sigmund Freud.

Cabe señalar que André Bretón, cuando vino a México en el año de 1938, expresó: “No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte desde lo absurdo, México es el país más surrealista del mundo”, frase que para muchos es motivo de orgullo porque confirma esa manera particular que el mexicano percibe y equilibra su realidad: con sueños y esperanzas, fantasmas pasados, regocijo popular contra la soledad y la muerte, en la danza y los rituales. Sin embargo, la verdadera razón por la que André Bretón hizo esta afirmación fue porque un carpintero mexicano le entregó una mesa que el francés le había encargado, excesiva y fielmente apegada al dibujo o diseño, esto es, con tres patas y con diferentes alturas, como si la perspectiva con que fue bocetada la mesa fuera para el mexicano lo que en realidad deseaba André Bretón.

Tenemos los sentidos: lo que vemos, tocamos, escuchamos, saboreamos y olemos; pero también tenemos una percepción e intuición, algunos le llaman sexto sentido, alguien más dirá que hay un sentido común, otro que nos guiamos con la primera impresión para conocer a las personas. Pero también, con seguridad, te ha tocado hablar o escuchar de asuntos que, aunque se insertan en tu realidad, no son reflejo de percepciones de los sentidos ni intuiciones, como que son inexplicables, en una esmerada comprobación fehaciente de: “No tengo pruebas, pero tampoco dudas”. Lo anterior fue similar a lo que sucedió con la expresión artística en el siglo XX, con el surrealismo.

Autores surrealistas

Para la literatura surrealista, el escritor requiere ejercitarse en la escritura automática (derivada del automatismo psíquico) y en las visiones oníricas. Estas prácticas todavía son usuales en la literatura, como el llamado “cadáver exquisito” (cada persona debe dar continuidad a una misma base narrativa, aportando de acuerdo a su intuición y experiencia con su yo interno); la escritura automática consiste en dejar que la inspiración pueda emerger sin necesidad del raciocinio, solamente despegar lo aprendido para dar paso a lo que el subconsciente sea capaz de expresar por medio de la pluma y papel o la máquina de escribir o la computadora.

El escritor surrealista ha gozado del suficiente prestigio profesional, de tal manera que ha podido incursionar en otras expresiones artísticas, sobre todo en el cine y la fotografía, tal es el caso de Luis Buñuel y Salvador Dalí, o los escritores del Boom, como Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez o Carlos Fuentes, quienes con el “realismo mágico” dieron con una veta característica que bien se puede enmarcar en el surrealismo original de principios del siglo XX, trasladado a las obras literarias sobre temas latinoamericanos, en que el ambiente y el destino se muestran como dominantes para que los personajes novelescos se muevan más cercanos a la magia que a la cotidianidad.

Con esta misma flexibilidad sobre el surrealismo literario, es válido citar entonces como precursores a Fiódor Dostoievski o a Edgar Allan Poe, dado que sus obras reflejan estados de alejamiento de los sentidos, para dar prioridad a lo que el subconsciente dicta o justifica a los personajes, ya sea como reflejo de la psique o de estados alterados en fusión con visiones oníricas. Léase obras como El príncipe idiota o El Cuervo, del ruso y el norteamericano, respectivamente.

En este contexto, el surrealismo literario no ha concluido como corriente, estilo o técnica para los escritores del siglo XXI.

Más bien, el surrealismo se ha consagrado como un arte contemporáneo.

Autor

Escrito por Francisco Javier Macías Mendoza para la Edición #114 de Enciclopedia Asigna, en 08/2022. Macías Mendoza es Licenciado en Letras Españolas y maestro en Educación con Enfoque en Innovación de la Práctica Docente, ha escrito libros de relatos y es profesor desde hace 20 años, se dedica a la divulgación de temas sobre literatura, gramática y comunicación.