Se dice que alguien es un soñador cuando es poco realista y tiene ideas que no son prácticas. Tiende hacia la fantasía y huye de lo convencional.
Durante la infancia el ser humano tiene rasgos soñadores, ya que todavía no ha asimilado ciertas pautas culturales y el pensamiento lógico está en periodo de formación.
El adjetivo soñador puede emplearse de modo despectivo, cuando una persona no se adapta con facilidad al mundo que le rodea o cuando no afronta su realidad. En ocasiones se utiliza la expresión «estar en las nubes» para indicar que alguien se aleja del mundo real.
Esta calificación puede tener un sentido positivo, cuando el soñador adopta una actitud inconformista, motivado por el deseo de una mayor justicia o con el propósito de cambiar una parte de la realidad que le resulta ingrata.
El soñador es generalmente considerado como un idealista, lo cual significa que está guiado por sus ideas y valores personales, aunque éstos se opongan a los de la mayoría. También es una persona romántica, en el sentido de que lo pasional prevalece sobre lo racional. El elemento utópico es igualmente otro de los rasgos de su personalidad (anhela aquello que no existe pero que en su opinión sería ideal).
El cine y la literatura han dado protagonismo a los personajes soñadores, probablemente por su atractivo como individuos: aventureros, valientes y visionarios. Lo contrario del individuo corriente.
Don Quijote, un prototipo
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha es un personaje universal de la literatura. Miguel de Cervantes lo presenta como un soñador, aunque algunos lo consideran un loco.
Don Quijote decide cumplir su sueño y se va a la aventura. A lo largo de sus peripecias va acompañado de un escudero, Sancho Panza, que es su antagonista, un hombre sencillo y realista que no comprende las fantasías de Don Quijote.
Don Quijote ve la realidad de una manera diferente a los demás. Ha creado su propio mundo de ficción y constantemente choca contra la realidad. Su postura no es de tipo intelectual, ya que decide intervenir activamente al encontrarse con circunstancias injustas o problemas ajenos (él dice de sí mismo que desface entuertos).
Para muchos el personaje del Quijote es el prototipo de hombre soñador, que no acepta las cosas tal y como se presentan sino que pretende cambiarlas. Es alguien que va contracorriente y motivado por las fantasías de su propia imaginación.