Los cuentos son sin dudas una de las atracciones y entretenimientos más preciados de los niños; y para los padres de esos niños muchos de ellos son una excelente opción para entretenerlos y transmitirles algún mensaje aleccionador… especialmente en el caso de aquellos cuentos con la famosa moraleja.
El cuento de Simbad el marino es sin dudas uno de los clásicos con moraleja más emblemáticos, porque además de contar una historia fascinante nos deja un mensaje positivo sobre el valor del trabajo y el esfuerzo en la vida…
Se hizo popular cuando se integró a la célebre recopilación de cuentos clásicos de Medio Oriente, Las Mil y una Noches, aparecida en el Medioevo; su agregado se habría producido entre los siglos XVII y XVIII.
La historia que se cuenta en Simbad el Marino está inspirada en otros relatos muy populares y antiguos tales como: La historia del marinero náufrago, una narración egipcia que tiene más de 2.200 años, la famosa Odisea del poeta griego Homero, y otras leyendas árabes y asiáticas.
El cuento está centrado en la figura del marino Simbad, un hombre que amasó una importante riqueza durante sus riesgosas aventuras en el mar
Un buen día, Simbad, al escuchar a un joven que se estaba quejando en la puerta de su casa por su arduo trabajo, decidió mostrarle la riqueza con la cual vivía y contarle cómo la había logrado, y así es que cada día a cambio de cien monedas de oro convocó al joven para que vaya a su casa a escuchar sus diversas aventuras en el mar que le permitieron cosechar una gran fortuna.
Simbad, se había gastado la herencia de su padre y entonces decidió convertirse en marinero, pero nada fue sencillo ya que tuvo que sortear muchos obstáculos y riesgos: cayó al mar, unos pigmeos salvajes lo quisieron devorar, entre otras calamidades, pero también se encontró con sucesivos hechos fortuitos que le permitieron lograr la fortuna, como caer en un valle de diamantes, o recibir de regalo de parte de un comerciante unas telas que vendió a muy buenos valores.
Fueron un total de siete noches en las que Simbad relató al joven sus historias y este las escuchó con atención y aprovechó la generosidad del marinero, que tras el final de cada una le entregaba una bolsa con monedas de oro.
Finalmente el joven que se quejaba de su arduo trabajo diario entendió que había que esforzarse y arriesgarse para triunfar en esta vida y así es que decidió que ahorraría la fortuna que ganó gracias a Simbad y que seguiría cada día esforzándose para poder en algún momento disfrutar de una existencia cómoda como la de él
El cuento de Simbad se volvió tan popular que hasta el cine adaptó su historia en varias ocasiones y por supuesto es uno de los relatos con moraleja más utilizados a la hora de querer enseñar acerca del valor del esfuerzo y el trabajo para obtener éxitos en la vida…