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Nació en la localidad bonaerense de San Martín, en el seno de una familia de inmigrantes italianos de clase media. Su padre fue empresario de la construcción y su madre ama de casa.
Comenzó su militancia política en la agrupación liberal Unión del Centro Democrático (UCEDÉ), liderada por Álvaro Alsogaray.
Compatibilizó su actividad de estudiante secundario, en el colegio Agustiniano de San Martín, con la de militante político. Se destacó en la escuela por su buen desempeño.
Armó un grupo de militantes juveniles y fue elegido presidente de la Junta Secundaria Juvenil de la UCEDÉ, en el distrito de San Martín.
Estudió la carrera de Derecho, y a la par trabajó en el Consejo Deliberante de San Martín. Se recibió de abogado recién en el 2013.
Abandonó la UCEDÉ y se acercó al peronismo del sindicalista Luis Barrionuevo, y de su esposa, la legisladora Graciela Caamaño.
Fue asesor del excantante Palito Ortega en la Secretaría de Desarrollo Social.
Se casó con Malena Galmarini, hija de dos dirigentes peronistas: Pato Galmarini y Marcela Durrieu, quienes lo acercaron más a las bases del peronismo, y a Tigre, donde se mudó con su mujer y comenzó a construir su propia carrera política. La pareja tuvo dos hijos.
Fue titular de ANSES, organismo autónomo que gestiona las prestaciones de la seguridad social, puesto que ocupó hasta 2007.
Fue elegido intendente de Tigre, cargo que desplegó hasta 2013, con la interrupción de un año, en el que ejerció como jefe de gabinete.
Asumió como jefe de gabinete de ministros durante el primer gobierno de Cristina Fernández, reemplazando al saliente Alberto Fernández, hoy presidente de la Nación, en el marco de una fuerte crisis gubernamental desencadenada por la disputa gobierno-campo, tras el aumento de las retenciones a la exportación de soja.
Al año dejó el cargo y regresó a la intendencia.
Sus desacuerdos con CFK lo llevaron a abandonar el kirchnerismo y fundó su propio espacio político: Frente Renovador, compuesto principalmente por kirchneristas desencantados, o enemistados con la presidenta como él.
Ganó una banca como diputado por la provincia de Buenos Aires que le asestó una dura derrota al kirchnerismo en su propio territorio.
A partir de ese momento se erigió en uno de los líderes de la oposición y no escatimó en declaraciones públicas sobre la corrupción y autoritarismo imperantes en el seno del gobierno de CFK.
Los propios y ajenos, y la prensa especializada, no tardaron en atribuirle el traje de presidenciable para las elecciones del 2015.
Quedó tercero en la elección que coronó a Mauricio Macri presidente de la Nación.
Si bien en el inicio de la gestión macrista estuvo cerca del flamante mandatario, y acompañó algunas de sus medidas desde su influencia en el congreso, pronto, sus aspiraciones y la incapacidad de dominar los problemas económicos de Macri, contribuyeron a su alejamiento y a recuperar su rol de opositor.
Formó una alianza con Cristina Kirchner y Alberto Fernández para enfrentar a Mauricio Macri en las elecciones.
Se presentó como candidato a diputado por la provincia de Buenos Aires.
Ganaron por una corta diferencia, y en la distribución de poder de la coalición asumió como jefe de la Cámara de Diputados de la Nación para promover los proyectos de gobierno.
Su acuerdo con los Fernández, especialmente con Cristina, a quien había acusado de corrupción, le reportaron una lluvia de críticas por parte de la opinión pública, que incluso, lo calificó de “panqueque”, tal como se denomina en la jerga popular a aquel político que salta de partido en partido.
Su imagen pública cayó abruptamente en la consideración positiva de la gente.
Tuvo que interceder en varias ocasiones con sus aliados: el presidente Alberto Fernández, y la vice Cristina Fernández, para aminorar las disputas entre ambos, producto de las diferentes visiones, respecto del rumbo político y económico que debía encarar la gestión.
Fue designado ministro de economía, desarrollo productivo y agricultura de la Nación. Le tocó asumir el cargo en medio de un tembladeral político, económico, social e institucional, sin precedentes.
Su designación fue cuestionada por no tratarse de un economista de formación, sin embargo, como se estima que la fenomenal crisis se acentuó por la disputa política entre presidente y vicepresidente, se decidió enfrentarla con la instalación de la principal figura política que detenta la alianza de gobierno, además de CFK, y del presidente Fernández.
Su salida del congreso, y su ingreso al gabinete nacional, fue una jugada política de la coalición de gobierno para reencauzar la gestión, acuciada por problemáticas económicas, derivadas, principalmente, de la mala gestión en la materia y las peleas internas entre las principales patas de esta: presidente y vicepresidenta.
Renunció a su banca de diputado y a la presidencia de la cámara baja; un día antes de asumir como ministro. En una sesión especial, asumió su cargo, la diputada de su espacio político, Cecilia Moreau.
Asumió como ministro de economía. En el marco de un acto oficial en el que lo acompañaron funcionarios del gobierno, familiares y empresarios amigos; juró el cargo ante el presidente de la Nación.
La ausencia más comentada fue: la de la vicepresidenta Cristina Fernández, con quien se fotografió un par de días antes, tras conocerse su designación, y con quien se especula que delineó su desembarco en economía.
Los principales analistas y editorialistas, locales e internacionales, insisten en señalar que su arribo al palacio de hacienda terminó por desterrar de la gestión al presidente Fernández, asumiendo a partir de ahora un rol más bien protocolar que funcional.
Tras asumir, brindó una conferencia de prensa en la cual anunció una serie de lineamientos y medidas que implementará para repuntar el contexto económico, muy adverso, que enfrenta el país: altísima inflación, depreciación abrumadora de la moneda local, déficit fiscal monumental, brutal aumento de las cotizaciones del dólar paralelo y el financiero, caída de las importaciones y las exportaciones por el cepo cambiario, entre otras calamidades económicas.
Con el objetivo puesto en sanear las cuentas públicas, reducir el déficit fiscal y estabilizar el mercado de cambio, anunció las siguientes medidas de implementación inmediata: una reducción de subsidios a la energía mediante aumentos en las tarifas de gas, luz y agua; congelamiento de la planta de empleados estatales; reordenamiento de los planes sociales, generando una progresiva vuelta de los beneficiarios de estos al mercado laboral, fortaleciendo el rol de las cooperativas, y la asistencia a aquellos casos altamente vulnerables; las universidades se ocuparán de auditar el sistema de subsidios sociales.
Asimismo, anunció la creación de regímenes especiales para promover sectores de la economía tales como la minería, la agroindustria e hidrocarburos.
Por otra parte, en el sensible tema de las exportaciones y las liquidaciones de los tenedores de soja, adelantó, que hubo acuerdo para que liquiden unos 5 mil millones de dólares que irán directo a engrosar las alicaídas reservas del Banco Central.
Manifestó que llevará a la justicia aquellos casos en los que se detecten maniobras de subfacturación de exportaciones y sobrefacturación de importaciones.
Promoverá créditos a tasas excepcionalmente atractivas, y un esquema de garantías para los primeros exportadores.
Otra definición que se esperaba, especialmente en el exterior, fue su compromiso de cumplir con la meta de bajar 2,5 % el déficit fiscal, que se acordó oportunamente con el FMI, principal acreedor externo del país.
Respecto de la inflación que carcome los bolsillos de los asalariados, y las jubilaciones, no hubo demasiadas precisiones, solamente comentó que la combatirán con determinación y políticas coordinadas y que habría un nuevo bono para las jubilaciones mínimas.