Lo rural remite al campo, a una ubicación geográfica que se caracteriza por privilegiar la producción de productos primarios. Así, las zonas rurales tienen una idiosincrasia propia derivada de esta caracterización económica. Como correlato de esta circunstancia, la población que habita dichos lugares suele destacarse por ser poco numerosa, consecuencia en parte de la tecnificación que la producción comentada sufrió en el último siglo. Durante mucho tiempo lo rural fue sinónimo del subdesarrollo y el estancamiento económico, pero hoy en día implica una gran dosis de conocimiento y de inversión para mantener la competitividad, circunstancia que en parte es la responsable de que se puedan satisfacer las necesidades alimentarias del mundo.
Comúnmente se suele contraponer a lo rural y a lo urbano como a dos instancias antagónicas, dos formas de organización social y de vida con grandes diferencias. Lo cierto es que lo urbano solo pudo desarrollarse gracias a lo rural. En efecto, para entender dicho concepto debemos remontarnos a etapas pretéritas de la humanidad, cuando la misma requería desplazarse continuamente en su afán por obtener alimentos. Es en este momento que el hombre aprende la manera de cultivar la tierra y criar animales, circunstancia que implicó un cambio radical en la actividad económica. En efecto, este acto dio nacimiento al ámbito de lo rural, que paradójicamente posibilitó a los grandes asentamientos, las ciudades; en efecto, las mismas se encontraban cerca de donde se producían alimentos por cuestiones obvias.
Hoy en día, lo rural ya no apunta a una producción consumida en una zona geográfica determinada. Apunta sobre todo a una producción cuyo fin son los mercados globales, a toda la faz de la tierra. Esta circunstancia, aunada con el hecho de un aumento demográfico relevante, hizo que la generación de alimentos tenga como correlato una continua aplicación de mejoras tecnológicas que agrupa desde maquinaria hasta biotecnología. A su vez, estos avances permitieron un aumento en los rindes y la posibilidad de que los precios se mantengan relativamente estables como consecuencia de una mayor oferta que suple a la demanda.
Es de esperarse que lo rural continúe con su proceso de tecnificación. Lamentablemente, dicho proceso continuará expulsando mano de obra, pero es una de las reglas de éste escenario, en donde el recorte de costes tiene un rol de gran importancia. No obstante, también es posible, y de hecho existe, una convivencia con una forma de producción menos masiva pero no por ello menos rentables.