La resignación es la inclinación de las personas hacia la aceptación de las situaciones de infortunio. De esta manera, nos resignamos ante algo negativo cuando somos capaces de asumirlo.
Ciertos acontecimientos generan consecuencias que pueden ocasionar un gran impacto emocional o un sentimiento de injusticia (un desengaño amoroso, un amigo que nos defrauda, la muerte de un ser querido o un despido laboral sin ninguna justificación). Ante estas circunstancias dolorosas y difíciles de asumir hay dos posibles reacciones: la desesperación, la tristeza profunda y la rebelión o, en el lado opuesto, entender que las desgracias suceden y, por lo tanto, hay que asumirlas con resignación.
Las dos caras de la resignación
Hay conceptos que presentan una doble lectura. Es lo que sucede con la resignación. En un sentido negativo puede entenderse como una propuesta de sumisión (no te rebeles ni protestes y confórmate con lo que tienes a pesar de que no te guste o te produzca dolor).
Por otro lado, la resignación puede concebirse como un signo de fortaleza y de aceptación natural ante la adversidad (acepta lo que te ofrece la vida con firmeza y adaptándote lo mejor posible). Estas dos concepciones opuestas son defendibles y ambas se refieren a un mismo concepto.
La resignación en filosofía
Algunas escuelas filosóficas de la antigüedad proponían la resignación como actitud vital. Concretamente los estoicos proponían que debíamos afrontar el destino con naturalidad y, por lo tanto, con resignación. Esta visión de los estoicos se basa en la idea de que todo el orden de la realidad y todos los acontecimientos ocurren por algún motivo y, por lo tanto, lo más razonable es no rebelarse ante los designios de la razón universal o de cualquier otra fuerza superior.
Esta propuesta de los estoicos en relación con la actitud resignada también se utiliza en el lenguaje cotidiano (hay que tomarse las cosas con filosofía, es una expresión en esta línea).
La resignación cristiana
Se habla de la resignación cristiana porque en los textos sagrados hay muchos testimonios en los que se propone al ser humano que adopte un planteamiento vital resignado. Esto significa que a través de los apóstoles, Dios propone un mensaje a los hombres: confiad en mi a pesar de las dificultades. Esta idea general se aprecia en diversas expresiones propias del cristianismo (será porque Dios lo ha querido o los designios del señor son inescrutables), las cuales tienen un claro mensaje de resignación.