Dentro del concepto de recursos naturales se encuentran englobadas todas aquellas formas de energía o materia que se producen de forma natural y pueden ser utilizadas en beneficio del ser humano.
Atendiendo a su durabilidad, los recursos naturales pueden dividirse en dos grandes grupos: renovables y no renovables. Dentro del primer grupo se encuentran aquellos recursos que pueden explotarse de manera indefinida (por ejemplo el sol y el viento), mientras que los no renovables, como su nombre indica, son finitos y tienden al agotamiento (como sucede en el caso del petróleo o el gas).
Explotación de los recursos naturales por parte del ser humano
A lo largo de la historia, el ser humano ha utilizado los recursos naturales sin mayor preocupación ni conocimiento de la posibilidad de su agotamiento. Es a partir del siglo XX cuando verdaderamente se toma conciencia de que el crecimiento demográfico y la limitación de la disponibilidad de algunos de ellos conducen a un futuro en el que no será posible disponer de determinados recursos.
Elementos como el carbón o el petróleo, necesitan de periodos de tiempo muy prolongados para su formación, mientras que las sociedades industrializadas los consumen de manera indiscriminada y a un ritmo en el que su aprovechamiento tiene fecha de caducidad.
De ahí que ante la perspectiva de un futuro con escasez, se haya comenzado a apostar por una filosofía de mayor respeto por el medio ambiente.
La producción de energía a partir de recursos naturales renovables e inagotables ha comenzado a tomar un mayor protagonismo
La luz solar o el viento son elementos que permiten obtener energía de forma limpia y sin límite, por lo que su explotación no tiene impacto sobre el ecosistema.
A pesar de que el ser humano ha tomado conciencia de que el agotamiento de los recursos naturales supondría su propia extinción como especie, a día de hoy los intereses comerciales siguen predominando sobre cualquier otro tipo de planteamiento.
Las grandes empresas que se dedican a la explotación de los recursos naturales ejercen todo tipo de presiones sobre los gobiernos para mantener el “status quo”, de manera que sus beneficios económicos no se vean afectados por políticas que pretendan limitar la explotación de dichos recursos.
Los partidos políticos de orientación ecologista y medioambiental han nacido, en gran medida, como respuesta a éste fenómeno, para tratar de preservar el medio natural y evitar que los intereses particulares terminen por dañar irremediablemente los recursos que el planeta nos ofrece.