Tiene su origen en el vocablo latino recreatio, y hace alusión a todas aquellas actividades que se realizan con la intención de generar en las personas una sensación de agrado o placer a través del esparcimiento. Asimismo, como lo indica la Real Academia Española, refiere a la diversión que se busca con la finalidad de distender el desgaste y/o presión propios del trabajo, relacionándose con el tiempo libre o de descanso de las actividades laborales para poder desarrollar otro tipo de acciones en pos del desarrollo mental, espiritual o físico. Por su parte, es importante señalar que también existe la acepción en el sentido de volver a crear alguna pieza u objeto, o reproducir algún material.
Diferencia entre ocio y recreación
Ambos conceptos están relacionados con los momentos que uno tiene fuera de las actividades obligadas. No obstante, en lo tocante al ocio, este se vincula en mayor medida con el tiempo destinado al descanso, la relajación y, en general, la distensión física y mental, categorizadas como acciones no activas. Lo anterior se define muy bien por expresión italiana il dolce far niente, que implica el sencillo goce de hacer nada. Por el contrario, la recreación aborda siempre un uso activo del tiempo libre en actividades culturales, artísticas, deportivas, entre otras.
Recreación como derecho
El trabajo se percibe como una actividad obligatoria y necesaria para proveer de recursos a fin de garantizar la supervivencia de cada persona, del mismo modo que garantiza la posibilidad de satisfacer el resto de las necesidades, una de las cuales es la recreación, englobando prácticas no obligatorias y realizadas por mero placer; sin embargo, no por ello dejan de ser imprescindibles para el desarrollo y bienestar particular.
En este sentido, el tiempo libre, el esparcimiento y las actividades que viene aparejadas están protegidas tanto por normatividad internacional, como por el derecho interno de los países. La Declaración Internacional de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, si bien no menciona explícitamente el derecho a la recreación o al esparcimiento, sí protege derechos vinculados como lo son el de acceso a la cultura, al deporte y a la cultura física.
Por su parte, el artículo 31 del Texto de la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989, reconoce que todas las infancias tienen derecho al juego, el esparcimiento y a las actividades recreativas.
Igualmente, en el caso de México como ejemplo de legislaciones nacionales, La Constitución Política de este país garantiza el derecho al descanso en el artículo 123, correspondiente al Título Sexto referente al trabajo y la previsión social. Del mismo modo, la Carta Magna mexicana señala en su artículo cuarto, el derecho de las niñas y los niños al esparcimiento. Lo anterior también se garantiza a través de la Ley General de los derechos de niñas, niños y adolescentes de México.
Si bien el derecho de recreación como tal está poco establecido en legislaciones oficiales, sí es destacable que prácticamente en todas las normatividades, tanto nacionales como internacionales, se protege el derecho al descanso y al tiempo libre qué es justamente el periodo destinado para actividades recreativas.
Impacto directo en el bienestar general
Llama la atención que quienes están más protegidos legalmente en su derecho a la recreación son las infancias y las adolescencias, sin embargo, la necesidad de esparcimiento es una realidad en cada una de las etapas del desarrollo humano.
La recreación no solamente tiene una función lúdica, sino que también cumple un rol importante en las relaciones interpersonales y la integración social a través de las dinámicas participativas que llega a implicar. Del mismo modo, realizar actividades recreativas coadyuva al desarrollo de nuevas habilidades, así como a mantener el sano funcionamiento del cuerpo y la mente.
Es obligación del Estado garantizar el acceso a actividades de esparcimiento. A pesar de ello, es un hecho que no toda la población tiene las mismas posibilidades de involucrarse en prácticas de esté tipo debido a diversas causas como pueden ser: infraestructura deficiente, cuestiones de seguridad o falta de actividades apropiadas de acuerdo a las condiciones de la población.
En este sentido, es indudable que la existencia de centros o casas de cultura, así como de unidades deportivas de acceso abierto, favorecen la inclusión social a actividades recreativas. Sin embargo, también es preciso fomentar programas orientados hacia los diferentes grupos sociales a fin de generar una participación más incluyente.